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Yo fui

FUENTE:Scooter Lowrimore, Flirck.

Por SAMANTHA FLA     Mayo 01 2018

Una niña feliz, una niña que sonreía, disfrutaba de la lluvia, brincaba en los charcos y jugaba cualquier cosa para divertirse. Nací en una familia enorme en la que todos los primos, sin importar la edad, jugaban y reían juntos, creo que ellos tienen la culpa de mi poca sociabilidad, para qué quería conocer a otros si con ellos me sobraba y bastaba.

Soy de última generación de primos, somos ocho los más jóvenes, ocho que casi nacimos en par, mi hermano y mi primo son los mayores, después otro de mis primos y yo que somos casi de la misma edad, dos años después nacieron mi primo (el más loco) y mi prima (hermana de la vida), y al final mi otro hermano y mi primo el más pequeño de todos. No quisiera herir susceptibilidades pero esta generación de primos, la más pequeña ya estamos arriba de los 30, y no quiero ni contarles de los demás.

Si han hecho la cuenta en esa última generación fuimos dos mujeres y seis hombres, así que predominó la testosterona y no había mucho por hacer. Jugué a ser Robin mientras mi hermano y mi primo eran Superman y Batman, tuve mis propios monitos de La Liga de la Justicia (la Mujer Maravilla y Flash), tuve a mis monitas de He-Man (Tila y She-ra), el monito de mi luchador favorito (Pierrot), jugué con los Thundercats y los G.I. Joe, y para qué les cuento de las caricaturas que veía: Mazinger Z, Fuerza G, He-Man. Los Thundercats, Los halcones galácticos, Voltron, La princesa de los mil años, algo de Súper Campeones y hasta un poco de los Caballeros del Zodiaco, estaba rodeada de niños y me adapté a sus gustos.

Con mi prima intentábamos jugar a las muñecas o a los ponys y terminábamos con los jeeps y los monitos de G.I. Joe (que ella tenía), nos gustaba la logística de planear los juegos y acomodar a las monitas, pero al final nos aburríamos y terminábamos en el patio repleto de granizo imaginando que patinábamos en el hielo o bailando, bajo la lluvia, una danza pagana al sol para que no se metiera.

Sí, aunque no lo crean brincaba en los charcos y disfrutaba de quedarme bajo la lluvia, recuerdo un día de inscripciones en la primaria que mi hermano, mi primo y yo tuvimos la brillante idea de brincar en todos los charcos del patio hasta terminar empapados, el resultado fue que salimos escurriendo en las fotografías para la escuela y por supuesto regañados.

Fui una niña feliz llena de moretones, raspones y cicatrices, una niña que era feliz cuando al salir del kínder tenía como premio un helado de pistache, una niña que se divertía en el transporte escolar, una niña que vestía de colores brillantes o pastel, una niña que combinaba sus tenis sin importar lo que pensaran. Un día sin darme cuenta me había puesto un tenis azul y uno verde, a partir de ese momento entendí que no tenía dos pares de tenis, sino tres (ya desde ahí se hacía presente mi leve daltonismo).

Y así podría contarles de lo feliz que fui hasta el día en que él se fue y se me rompió el corazón (ya lo conté en mi primer texto para las calzonudas), pero no vamos a entrar en tristezas porque estaba hablando de lo feliz que era. El hecho es, queridos, que nos hace bien recordar, de vez en cuando, lo felices que éramos y lo mucho que disfrutábamos con tan poco, por eso yo, aunque no lo crean, fui una niña feliz.

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