Dicen que los tacones altos los inventó el diablo, porque cuando una mujer se calza unos hermosos zapatos de tacón, las partes más sensuales de su cuerpo resaltan a la vista del admirador. Es verdad, subida en unos tacones una mujer es más sensual, su postura es más segura, sus muslos lucen más firmes y obviamente se ve más alta, más imponente, mucho más poderosa.

 

En realidad, los tacones altos de aguja los inventó Giacomo Pirandello Barón del Styletto, un diseñador de calzado italiano que con este maravilloso invento alcanzó fama y fortuna allá por el año 1760, de ahí el nombre de stilettos que algunos usan para referirse específicamente a este tipo de zapatos. Las cortes de toda Europa empezaron a usarlos muy pronto en ese tiempo, hermosos y espectaculares zapatos hechos a la medida y bajo diseño para hombres y mujeres de la realeza, los colores y los diseños empezaron a ser cada vez más variados y sofisticados, se competía por lucir los zapatos más bellos en todas las cortes de Europa, especialmente en la de Luis XVI, con María Antonieta a la cabeza, usando siempre los más portentosos tacones de toda Francia.

 

Fueron desde un principio artículos de uso elitista, representaban el poder y la posición de los cortesanos, daban cuenta de su estatus y sus haberes patrimoniales según el estilo y la altura, entre más suntuoso el calzado, mayor el abolengo y el rango. Era curioso ver montados en tremendos tacones a los barones y condes de igual forma que a las cortesanas. Así era el mundo de entonces, y fue ahí donde los tacones nacieron y se abrieron paso a la popularidad y al fetichismo.

 

Desde luego los zapatos de tacón, como los demás artículos del vestido, han ido evolucionando a través del tiempo. Pero nunca, desde que se inventaron, han perdido su estatus, son los artículos más valorados por las mujeres, uno de los objetos que más se consumen, baste decir que en el mundo entero la industria del calzado tiene un valor aproximado de 200 mil millones de dólares. Y no es para menos, en el siglo XXI, como en los tiempos de Luis XVI, los zapatos siguen siendo símbolo de estatus social y poder, y en una sociedad de marcas y de consumo como la nuestra, la tienda donde compras tus zapatos habla mucho de tu estilo, tu posición y tu gusto. Quién pudiera lucir unos Louboutin distintos cada día, o alternarlos de vez en cuando con unos Prada o unos Ferragamo para variar, tal vez solo las Kardashian o Lady Gaga.

 

Es precisamente Lady Gaga quien mejor ha entendido el enorme atractivo de unos tacones altos, la forma en que se imponen en el imaginario de los admiradores, el universo de pensamientos y sensaciones que inspira ver a alguien como ella literalmente montada en un par de plataformas estrambóticas. ¿Cómo le hará para caminar con soltura subida en unos tacones de más de 40 cm de altura? No tengo idea, pero sí sé que es muy astuta al usar la sofisticación de sus zapatos como insignia de marketing de su imagen, porque no hay nada que imponga más en el mundo del estilo y la moda que un par de tacones cruelmente altos, como los ‘Lady Pointe’ los espectaculares zapatos del diseñador japonés Norikata Tatehana, a los que se subía Lady Gaga en el vídeo de “Marry the night” con nada más y nada menos que 45 centímetros de altura.  No hay nada tampoco en el atuendo de una celebridad que provoque más fetichismo que unos zapatos de tacón altísimo.

 

El poder inigualable de los zapatos de tacón radica en su simbolismo erótico, ¿qué hombre no se ha imaginado a una mujer deseada vestida con un negligee de encaje y unos tacones altos?, ¿qué mujer no ha fantaseado frente al espejo vestida así y usando unos stilettos?  Seamos realistas, el mundo sigue siendo el mismo que el de los tiempos del hombre primitivo, nos movemos por el instinto, solo que ahora lo hacemos con un poco más de estilo, y los zapatos de tacón representan eso, un mensaje subliminal sobre el sexo, un guiño que las mujeres lanzamos al sexo opuesto y que en el fondo promete erotismo. Por eso los tacones altos pertenecen al universo de la fantasía erótica y son objeto de fetichismo.

 

Calzarse un par de tacones altos es un acto de empoderamiento, es una forma de decir al mundo “soy muy capaz y me siento segura de mí misma”, a veces incluso es una forma de expresar un sentimiento momentáneo de superioridad. Es por eso que las mujeres más poderosas de todos los ámbitos no solo visten prendas elegantes y de última moda, también calzan tacones altos, porque es con estos zapatos como confirman su estatus, de esta manera le hacen saber al mundo que pueden manejarlo y lidiar con cualquier obstáculo mejor que los hombres, porque lo hacen además maniobrando sobre unos tacones, 15 centímetros encima del nivel donde trabajan ellos.

 

 Sexo, dominio, empoderamiento, los tacones altos representan todo eso, son artículos muy poderosos, con un par de tacones de aguja se puede dominar el mundo, porque nos hacen sentir seguras y sensuales, porque desatan la fantasía de los hombres, porque nos ponen por encima de su mundo terrenal y lejos de su realidad pedestre. Así que sí, es verdad, los inventó Giacomo Pirandello pero son un objeto del diablo, venido a este mundo desde los avernos para cometer pecado.

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