Michelle Rodríguez: salvaje y furiosa

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Por REYNA ACEVEDO
Actriz, guionista, escritora y DJ, de feroces ojos cafés y abundante cabellera oscura, su sonrisa franca y desinhibida lo dice todo: aquí estoy, soy una mujer, soy fuerte, soy poderosa, soy una sobreviviente y he llegado para estremecer al mundo con mis convicciones y mis actos. Michelle Rodríguez es como Letty Ortiz, el personaje de la franquicia Rápidos y Furiosos que la ha llevado a la fama mundial, es impetuosa y decidida, está llena de furia y no le teme a nada porque es una sobreviviente que ha enfrentado tanto a la muerte como a la hostilidad de una vida dura. Nacida en Texas de madre dominicana y padre puertorriqueño, pasó algunos años de su infancia en República Dominicana y en Puerto Rico; pero lo años que forjaron su carácter inquebrantable los pasó en los barrios pobres de Nueva Jersey, a donde se mudó a vivir con su madre a la edad de 17 años. “Fue ahí donde aprendí a maldecir” ha dicho ella misma al semanario Entertainment Weekly. Y fue ahí también donde afiló su ingenio, que le sirvió durante algunos años para sobrevivir a la violencia contenida de ese mundo, el universo de los barrios bajos de Jersey City, donde la agudeza de su inteligencia y sus capacidades para socializar le aseguraron la protección necesaria entre los chicos resentidos y malhumorados que la rodeaban, y de algún modo la prepararon también para interpretar los papeles de chica ruda que en ese entonces ni se imaginaba que algún día haría.

Rodriguez ha sido catalogada como un ícono femenino de las películas de acción, así como una de las latinas más notorias del mundo del espectáculo. Desde luego es una etiqueta ganada a pulso, porque la actriz ha forjado una sólida carrera en la cinematografía de éste género interpretando papeles de mujeres aguerridas como Diana Guzmán en Girlfight, Ana Lucía Cortez en en la serie de televisión Lost, Capitán Trudy Chacon en Avatar, Rain Ocampo en Resident Evil, Luz/Shé en Machete y por supuesto la poderosa Letty Ortiz en Rápidos y Furiosos.

Su larga trayectoria en Hollywood dio inicio en el año 2000 con Girlfight, una película independiente sobre el mundo del boxeo femenino, para cuyo protagónico Rodriguez audicionó a los 21 años de edad ganando el papel a otras 350 participantes, sin haber tomado clases de actuación jamás. Su personalidad franca y desenvuelta irradiaba un gran carisma y mucho poder, como lo ha dicho Karyn Kusama, director de Girlfight, ante el cual Rodríguez se presentó durante aquella legendaria audición que cambiaría su vida, diciendo la verdad sobre sí misma: “Nunca me gradué de la preparatoria, nunca he estado en una escuela de actuación, pero puedo golpear chicas y ustedes quieren una boxeadora”. Era la persona ideal para interpretar a Diana Guzmán, una chica fuerte y combativa que está dispuesta a todo para demostrar de qué es capaz. Según Kusama, Michelle era una chica un tanto salvaje, pero con una gran fuerza interior, era alguien que realmente quería probar que podía hacerlo. Eso era en gran parte lo que representaba el personaje, así que fue un encuentro perfecto entre actor y personaje. A pesar de no tener experiencia en la actuación, Michelle fue elegida por Kusama para el protagónico de su película independiente. Era tal el interés de la producción para que Michelle interpretara a Diana Guzmán, que incluso le pagaron el transporte diario desde Nueva a Jersey a Nueva York durante el rodaje de la película, pues Michelle no tenía trabajo en aquél entonces, ni forma de pagar esos gastos. Girlfight se convirtió en un verdadero éxito en los festivales de cine independiente, en gran medida gracias a la actuación apasionada de Rodriguez.

Muy pronto la actriz se vio catapultada a la fama en el mundo del cine y las propuestas para nuevos papeles no se hicieron esperar. Pero Michelle no estaba interesada en interpretar el personaje clásico de la chica bonita o la novia. Con un origen humilde y recién salida de una adolescencia difícil en los guetos latinos de Nueva Jersey, ella quería ahora algo más, quería mostrar al mundo a través de sus interpretaciones actorales el poder de las mujeres, su capacidad para estar a la altura de cualquier circunstancia. “El empoderamiento femenino se convirtió en mi antorcha a portar”, ha asegurado la actriz. Y desde entonces ha sido así, la elección de los papeles de Rodriguez ha estado siempre fuertemente influenciada por sus convicciones respecto del empoderamiento de las mujeres, por eso los personajes que interpreta tienen todos un perfil característico, mujeres fuertes y decididas, mujeres valientes que emplean su fortaleza física y espiritual para lograr lo que se proponen. Para Michelle Rodríguez lo más importante del trabajo de un artista es el simbolismo que comunica a la audiencia, porque para ella el mensaje que transmite la imagen de un personaje en la gran pantalla puede hacer una enorme diferencia en la conciencia de los espectadores, puede incluso hacer una diferencia en la vida de alguien.

Es verdad, Michelle Rodríguez ha marcado una diferencia, se ha convertido en el emblema de la mujer del siglo XXI , poderosa, dueña de sí misma, una mujer que no le rinde cuentas a nadie sobre lo que hace, que ni en sus más remotos sueños está dispuesta a cambiar sus creencias por ningún beneficio personal, y desde luego no está tampoco dispuesta a cambiar su independencia por la compañía de ningún hombre. A Ellen Degeneres le ha mostrado un anillo de compromiso durante una entrevista, es un anillo que representa la promesa que se ha hecho de ser fiel a ella misma y su unión sagrada en matrimonio consigo misma. Tal vez esto sea un tanto difícil de comprender, pero las mujeres independientes que han tenido que enfrentar la vida solas la entienden muy bien: antes que seguir la voluntad y los deseos de cualquier otra persona, Michelle ha decidido mantener su integridad individual y ser leal a lo que siente y lo que piensa por lo que le reste de vida. Ha decidido experimentar el mundo a su propia manera y con los límites que tan solo su conciencia le dicte, por eso prueba de todo y va hacia donde sus creencias le indiquen. Ha tenido relaciones románticas tanto con hombres como con mujeres, se le ha visto salir con Vin Diesel y también con Cara Delevigne. “No hablo de lo que hago con mi vagina, y todos están intrigados por eso”, ha dicho la actriz. En efecto es una mujer irreverente que dice lo que piensa abiertamente y no se ruboriza frente a nadie. Pero es también una mujer sensible y cálida, que se acerca a sus seguidores y no tiene miedo de mostrar su lado humano. Como Letty Ortiz, la aguerrida compañera de Dominic Toretto en Rápidos y Furiosos, Michelle tiene una faceta dulce y afectuosa, y como su personaje, tiene valores irrenunciables entre los cuales la familia está siempre primero.

Con los 5.2 billones de dólares recaudados por sus películas alrededor del mundo y la imagen de mujer inquebrantable que se ha construido en la pantalla grande, Michelle Rodríguez no solo es el emblema del empoderamiento femenino en el siglo XXI, es también el símbolo del latino en el primer mundo, una raza de hombres y mujeres fuertes y luchadores que se abren paso en la vida con decisión y convicciones sin importar sus carencias ni los muros que les obstruyan el camino a la grandeza.
