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Romper las barreras

por Xóchitl Niezhdánova

 

En el mundo patriarcal en el que aún vivimos en pleno siglo XXI, se ha hecho evidente el odio que en muchos lugares se ha mostrado frente al género femenino a través de la violencia, la discriminación laboral, las actitudes sexistas de la sociedad y muchas otras manifestaciones. Es verdad que algunos aspectos relativos al trabajo y las relaciones de pareja se han transformado, pero habría que preguntarse si realmente han favorecido las condiciones de la mujer en la sociedad actual. No soy feminista, y pienso que tanto hombres como mujeres de todas las edades tenemos que evolucionar para conformar una mejor sociedad que heredar a las futuras generaciones. En una responsabilidad conjunta, porque a nivel familiar ambos sexos participan en la formación de los más pequeños, que algún día heredarán el mundo que nosotros estamos construyendo en éste momento. Sin embargo, en esta ocasión quiero dirigirme a las mujeres.

 


Es momento de que nosotras, mujeres de todas las edades, que tenemos conciencia de los graves problemas de éste nuestro mundo, tomemos en nuestras manos el liderazgo que nos pertenece para llevar a cabo las transformaciones necesarias y contribuir a crear sociedades más equitativas donde nuestros hijos puedan desarrollar sus potencialidades al máximo y realizarse como seres humanos, sin el temor sobre sus cabezas de que la Tierra se destruya por el desequilibrio ambiental, las guerras económicas por la riqueza del planeta, la pobreza, la trata de blancas, la disolución de los valores humanos, la esclavitud que aún existe en muchos lugares del mundo, y tantas otras miserias a las que todos hemos contribuido en las últimas décadas.

 


Llegó la hora de sacar lo mejor de cada una, mujer habitante de este planeta, y construir en vez de destruir, amar en vez de odiar, perdonar en vez de vivir resentidas por abusos de los que muchas veces hemos sido víctimas inermes, pero otras tantas hemos permitido, por una forma de amar equivocada. No culpemos a nadie por las desgracias del planeta, no nos permitamos ocupar el papel de víctimas en una sociedad injusta, aprendamos a entender a nuestro propio género, y al otro, y protagonicemos el cambio de una sociedad mundial que ya muestra las graves fracturas de los cimientos sobre los que fue construida.

 


En México, país al que orgullosamente pertenezco, y que ha luchado por años por dejar atrás los estigmas con los que otros países nos han etiquetado, nuestros hijos, aquellos llamados la generación de los Milenians, han puesto el ejemplo en medio del caos, y a pesar de su juventud. Muchas de las madres de esos hijos habrían deseado heredarles un mundo sin problemas, en el que sólo se dedicaran a realizar sus anhelos. Hoy, algunas de esas mujeres sienten incertidumbre por el futuro de sus hijos, pero ellos están claros en su búsqueda, y con todos los recursos para transformar el mundo. El miedo es algo que desconocen, y lo último en lo que piensan es en culpar a la generación que les antecede, por el desastre mundial que subsiste. Ellos son nuestro mejor ejemplo de la actitud correcta, que debe tener un habitante de la tierra en estos días de violentas transformaciones, en todos los terrenos de la existencia humana.

 


Así que mujeres, llegó el momento de cumplir con nuestra responsabilidad como ciudadanas del mundo y como género. Rompamos las barreras que aún permanecen en pie, distanciándonos de la realidad de otras mujeres. Empaticemos con la situación de nuestras congéneres en todos los lugares del mundo: con las mujeres de los países árabes, las latinas, las europeas, las asiáticas, las africanas. Todas enfrentamos distintos grados de violencia, distintos niveles de ataques y daños a nuestra psicología, discriminación, exclusión, racismo. Seamos fraternas con todas ellas, y reconozcamos como lo que somos independientemente de la latitud que habitamos. Rompamos las barreras generacionales, que de antemano son irracionales, todas tenemos hijas, sobrinas, primas, hermanas, tías, madres, abuelas, que pese a la diferencia en edades siempre han tenido algo que enseñarnos o un consejo nuestro con el cual tranquilizar su ser y seguir adelante. Hoy más que nunca, la edad no es importante, después de todo somos mujeres y nos hermanamos en la responsabilidad y en la desgracia, nadie es obsoleta, nadie es demasiado joven para poner su granito de arena en la creación de un mundo distinto.

 


Y por último rompamos las barreras ideológicas que tanto daño han hecho a la sociedad patriarcal. Los ismos son cosa del pasado, cada una es libre de elegir sus creencias políticas o religiosas, y no rendirle cuentes de ello a nadie. Pero a pesar del punto de vista individual, los retos para todas son los mismos, y la sociedad moderna está reclamando de nosotras una participación más activa, más creativa, con esa bondad y esa capacidad de entrega de la que solo las mujeres somos capaces. El mundo necesita de nosotras, nuestros hijos, nuestros esposos o amantes. El mundo requiere de nuestra perspectiva, de muestra forma de dirimir los conflictos, porque somos nosotras las que enseñamos a amar, a proteger a cuidar a los otros.

 


Así que, salgamos a transformar nuestra casa, la casa de nuestros hijos. No nos conformemos con ser víctimas de la misoginia o la violencia de cualquier índole. Defendamos la vida en esta Tierra y rompamos las Barreras del mundo enseñando nuestro gran legado, El Amor.

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Xóchitl Niezhdánova

Ingeniera de la vida y poetisa de mente, soltera por descuido que no deja de creer en el amor. Viajera en el mundo de los sueños, eterna distraída y pintora.

Los Calzones de Guadalupe Staff

Aquí hablamos de lo que importa decir, que es generalmente lo que nadie quiere escuchar

Tags  empoderamiento, barreras, feminismo, Xóchitl Niezhdánova

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