Actualmente, pululan en los medios editoriales para mujeres infinidad de artículos que dicen poseer el ambicionado secreto de cómo conquistar al hombre ideal.

 

Cientos de revistas de elevado tiraje ofrecen en sus páginas toda clase de consejos y pasos, perfectamente sistematizados, que les garantizan el hallazgo del amor de sus sueños, junto con el correspondiente final feliz.

 

Esa tendencia profetizadora de la relación perfecta también ha llegado a internet. Pago de por medio, “expertos en la materia” explican con todo detalle —ya sea en artículos o en videos— los “errores” comunes que cometemos las mujeres y, de hecho, nos endilgan una especie de miopía emocional que nos impide llevar al hombre de nuestros sueños al altar.

 

Es cierto que en los tiempos que corren las relaciones entre hombres y mujeres se han vuelto complejas. Pero me llama la atención que estos “especialistas” nos responsabilicen a nosotras por desconocer los aspectos más básicos de la naturaleza masculina. 

 

Se necesitan dos para construir una sólida conexión amorosa, y también para otro tipo de relaciones, ya sean amistosas o incluso fraternales. El conocimiento del otro y la empatía son elementos clave para construir vínculos perdurables.

 

El éxito de una relación se halla en la comunicación clara y honesta, en la solidaridad y tolerancia, en la negociación permanente y en la disposición para superar las diferencias. Los atajos tramposos de la seducción pasajera están de más, cuando dos seres eligen de manera voluntaria estar juntos sin esperar ninguna recompensa.