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No me digan

FUENTE:  Efes en Pixabay                             

Por Aitana Lago

JUNIO 5 2018

No me gusta que me digan flaca, ya sé que van a pensar ¡qué presumida!, pero no es algo halagador. Creo que la gente piensa que ser delgado es lo mejor que le puede pasar, pero al igual que las personas que están pasadas de peso, las que tenemos bajo peso nos la pasamos siendo observadas por los demás, señaladas, criticadas y etiquetadas.

Parece que nuestra condición física siempre es foco de atención y que por ello estamos obligados a recibir y aguantar todo tipo de opinión sobre nuestro cuerpo o nuestro estado de salud. No sé cuál es esa fascinación por cumplir con estándares de belleza, quién los ha impuesto, por qué tengo que ser más delgado o más llenito. Si bien es cierto que la mayoría de las personas no se encuentran a gusto con su cuerpo, existen quienes sí lo están y se sienten bien como están. Algunos de nosotros tenemos tendencia a bajar de peso casi por cualquier cosa y resulta sumamente incómodo que nos lo recuerden en todo momento, ¿creen que no nos hemos visto en el espejo?

De manera personal, me doy cuenta perfectamente cuando estoy más delgada, lo noto en los pómulos salidos, en las mejillas hundidas, en mis piernas de popote o en los pantalones que no lleno, me preocupa y trato de comer más para alcanzar mi peso “normal”, porque me gusto más cuando lleno los pantalones, pero a veces eso es todo un logro, por eso no me gusta que me digan que estoy flaca, me desanima, créanme no es un halago, ¿qué sentirían si les digo te ves más pálido o menos alto o más pelirrojo o menos feliz?, creo que se sentirían juzgados, observados, probablemente no se sentirían cómodos (piénsenlo).

Muchas personas padecen de distintas enfermedades que afectan su cuerpo y por ello suben o bajan de peso, no siempre se trata de algo voluntario o un descuido, por eso creo que antes de dar nuestra opinión sobre el cuerpo de los demás deberíamos vernos a nosotros mismos, observar nuestro propio cuerpo y darnos cuenta de que no somos perfectos, estamos muy lejos de serlo.

Nuestro cuerpo es sólo nuestro, nadie tiene derecho a opinar sobre él, a decidir si somos bellos o no, cada uno de nosotros tiene una idea de belleza distinta, porque es subjetiva, y porque tenemos derecho a vernos como queramos a sentirnos bien con nosotros mismos, soy delgada, nunca tendré grandes senos o un trasero rellenito, pero me gusto como soy (seguro pensarán que soy una hippie que no quiere acatar los estándares de belleza), me importa poco lo que piensen de mí, pero me molesta que se sientan con derecho de opinar sobre mi cuerpo.

Por eso antes de decirle a alguien qué está flaco o ha subido de peso, piensen que somos como ustedes, que no nos gusta que estén juzgando nuestro cuerpo y tenemos muy presente cómo nos vemos, no necesitamos que nos lo recuerden.

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