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Maquiavelo y El Príncipe

por Maya Irina Ariza Gaspar

"Hay que leer El Príncipe tomando en consideración la historia de los siglos anteriores a Maquiavelo, y la historia de su tiempo; y entonces esta obra no sólo está justificada, sino que aparece como la verdadera concepción, elevada y magnífica, de un auténtico genio político, del más grande y más notable de los espíritus".                                                            

Hegel

Es indiscutible la fuerza que emana el pensamiento político de Nicolás Maquiavelo. Su obra, sin lugar a dudas nos invade de sentimientos ambivalentes. Maquiavelo fue un hombre inteligente, desprovisto de riqueza al principio, y que “sentía la política”. Sus escritos dejan de manifiesto su supeditación al estado, olvidando las necesidades y los derechos del pueblo. No obstante, Rousseau diría: “El príncipe de Maquiavelo es el libro de los republicanos, dando tan grandes lecciones a los pueblos, fingiendo dárselas a los reyes”. “El Príncipe” su obra fundamental no es un tratado destinado al estudio de los sabios, o al comentario de los filósofos de la política; es decir, no es leído para satisfacer una curiosidad intelectual. En manos de sus primeros lectores se convirtió en un arma poderosa y peligrosa en las grandes luchas políticas del mundo moderno. Sin embargo para entender su legado es necesario considerar el momento histórico en el que vivió.

Nicolás Maquiavelo nació en Florencia, Italia, el 3 de mayo de 1469. Su padre fue jurisconsulto y tesorero de la "Marca". Su madre fue Bartolomea Nelli, mujer conservadora y muy religiosa. Se casó con Marietta, hija de Ludovico Corsini, quien aportó una gran dote al momento de su casamiento, y tuvo cuatro hijos con ella. A pesar de la inclinación que tuvo Maquiavelo a los placeres fáciles, a la buena mesa, y a los trueques intencionados, en su hogar se mostró fiel cumplidor de las obligaciones hogareñas, y fue un buen esposo y padre. Murió en 1527. De su obra literaria se conocen: La Mandrágora, Clizia, Annalia y Crónicas Florentinas, Estudio de Pisa, Décadas de Tito Livio, Vida de Castruccio Castracani, El Arte de la Guerra, Historia de Florencia, y por supuesto su obra cumbre, El Príncipe.

La época en que vivió se caracterizó por una serie de cambios y luchas que desgastaron eventualmente a la península Itálica. En su época se consolidó el Sacro Imperio Romano en manos de Carlo Magno; surgió el sistema feudal y tuvo lugar la Guerra de las Investiduras entre la iglesia y los emperadores. En suma, el Siglo XV fue una época de transición, y tras numerosas guerras internas se comenzó a reconstruir el territorio formando ciudades-estados poderosas como: Milán, Florencia, Venecia, Génova y Nápoles. Sin embargo, no se consolidó la unidad Italiana, pero si se logró establecer una política de equilibrio.

Ya en el renacimiento surge, dentro del pensamiento italiano, la herencia de Dante, de Petrarca, y por supuesto de Maquiavelo. En las artes aparecen personajes como, Miguel Angel, Rafael, Leonardo, Tintoretto y Tizziano. Y entre los intelectuales surgen, Erasmo, Lutero y Calvino. Pero por otro lado, la Francia de Carlos VIII, la España de los Reyes Católicos y el Imperio de Maximiliano de Austria, llevaron de nuevo la guerra a los límites de Italia. Francia reclamaba el reino de Nápoles que le disputó España. Todo esto propició nuevas guerras fatídicas en Italia, que perjudicaron la poderosa economía de las ciudades-estados. Luis XII acabó por adueñarse del Ducado de Milán. Y a partir de la batalla de Fornovo (1495), la paz y el equilibrio que se había intentado conseguir se convirtieron en un mito debido a los intereses extranjeros. Las rivalidades entre Roma, Venecia y Milán, impidieron la posibilidad de la unificación italiana.

Es en este panorama político que surge “El Príncipe”. En esta obra aparecen dos postulados esenciales. El primero habla del contenido de la revelación cristiana, y el segundo es la concepción estoica de la igualdad natural de los hombres. Aunque las cosas fueran distintas en la realidad. Russeau, tiempo después declara en su Contrato Social: "El hombre nace libre, y en todas partes está encadenado". En la época de Maquiavelo había el convencimiento de que el orden secular y el espiritual, a pesar de sus diferencias, formaban una unidad orgánica; y la humanidad entera aparecía como un sólo estado, fundado monárquicamente y gobernado por Dios. Este estado era necesario para beneficio y seguridad del mundo, y para administrar justicia. En otras palabra, la filosofía concebía al estado como una mal necesario comparado con la suprema, absoluta, verdad religiosa. Porque si no fuera por el estado reinaría el caos social. Sin embargo, Maquiavelo sostuvo que el verdadero y efectivo poder político no tenía nada de divino.

El Príncipe refleja las realidades políticas de su tiempo, aunadas al análisis de la historia de los fenómenos políticos del pasado. En él se sacan a la luz las causas de las grandezas y decadencias de los Estados, y propone una serie de medidas o consejos a seguir por los gobernantes, para la conservación y el fomento de su poder. Maquiavelo estableció la célebre doctrina que le hace considerar lícitos los actos de los gobernantes, provistos o no de contenido ético, siempre y cuando tiendan al fortalecimiento del poder y al bienestar público. Nominada "maquiavelismo", ésta doctrina, responde a una serie de necesidades para la conservación del estado monárquico. Sus argumentos destruían el sistema jerárquico y teocrático, y afirmaban que el pretendido origen divino de los reyes era algo completamente fantástico. Era un producto de la imaginación, no del pensamiento lógico. De acuerdo con esta tendencia, Maquiavelo da inicio al concepto del principio político, de la razón de Estado; es decir, de la separación de la política y de la ética cuando lo requiriese el fortalecimiento del Estado mismo. Sus reflexiones están orientadas al aumento y la consolidación de la autoridad monárquica. Para obtener y conservar ese poder contribuyen dos factores: la virtud, que significa, fuerza, inteligencia, astucia, crueldad cuando sea necesaria para la defensa del poder, hipocresía, disimulo, doblez, desconocimiento de la palabra dada, y cualquier otro elemento que ayude a esa obtención y defensa del poder político. El otro elemento es la fortuna, azar o coyuntura individual o social que llevan a un príncipe a acceder al poder.

Maquiavelo decía "El príncipe debe ser fuerte como un león y astuto como un zorro", Con el pensamiento plasmado en su obra el estado concretó su plena autonomía, logró su independencia. En el príncipe se analizan los nuevos principados y la estructura del nuevo estado. Al definir el nuevo Estado, Maquiavelo abandona las bases del sistema político medieval. El Estado se convierte en interés supremo, terrenal y secular.

Pese a la polémica suscitada por esta obra y su autor, en el siglo XV y hasta nuestros días, tenemos que reconocer que los principios revelados por Maquiavelo han servido de apoyo en la realidad política de todas las épocas. Su influencia y difusión adquirieron proporciones extraordinarias, y él se convirtió en una de las figuras más discutidas y admiradas de la historia. Podemos rescatar de El Príncipe las reflexiones sobre el poder, como uno de los ingredientes fundamentales de la comunidad política, y que al consolidarse da origen al concepto de soberanía, y al Estado Moderno. También es válido reconocer que este personaje, a través de su obra, fue el precursor de la unidad de su patria, Italia. Hombre misterioso, jamás diplomático, Maquiavelo condujo su vida de acuerdo a sus valores morales. El ser católico no le impidió criticar a la Iglesia. Pero al final queda una duda: en que momento deja Maquiavelo de ser civil para asumir la razón del Estado y escribir El Príncipe. Confieso carecer de respuesta a esta pregunta. Y también confieso haberme dejado fascinar por su obra, fusionando con ella, inevitablemente, a Maquiavelo el hombre.

 

Los Calzones de Guadalupe Staff

Aquí hablamos de lo que importa decir, que es generalmente lo que nadie quiere escuchar

Tags   Maquiavelo, El Príncipe, poder, filosofíak literatura clásica

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