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Lo  que una mujer espera de un hombre

FUENTE: Getty Images

Por JUDITH LOZANO

Las mujeres queremos cosas muy simples de un hombre. No es cierto que somos de Venus y que no hay quien nos pueda entender. Tampoco es verdad que somos un misterio que ningún hombre es capaz de resolver. Si recibiera un dólar por cada vez que escucho a un hombre decir que las mujeres somos muy complicadas estoy segura que sería millonaria. Pero no hay nada de cierto en eso. Las mujeres somos simples, queremos cosas muy sencillas. El problema es que nadie se atreve a desmenuzar esa sencillez. De hecho puedo poner en una frase muy simple qué es lo que las mujeres queremos: solo deseamos un hombre civilizado. Tan elemental como eso.

 

Queremos un hombre que esté a la altura de lo que somos y lo que damos. Nada más allá de eso, pero tampoco nada menos. Un hombre amable y sensible que esté dispuesto a ser humano. ¿Cómo? ¿Humano? Me dirán que todos somos humanos, pero lo que nosotras queremos es alguien que no tema a mostrarse como es, a vernos como somos, mortales, con errores, muy humanas. Un hombre que se siente de vez en cuando a conversar con nosotras, que sepa escuchar y se permita la debilidad de hablar, hablar de verdad, con el corazón en la mano. Un hombre que nos ame por lo que somos, no por lo que podemos hacer en casa o lo que representamos para la sociedad; que nos permita fallar sin enjuiciarnos, que esté consciente de nuestros límites y esté dispuesto a ayudarnos, a colaborar con nosotras como un equipo, un hombre que sea solidario. Alguien que nos considere un igual, no un subalterno dependiente y necesitado, que tenga el deseo de crecer con nosotras, de emprender proyectos a nuestro lado, y no de apoyarse sobre nuestra espalda para alcanzar sus propios peldaños. No es algo demasiado complicado lo que las mujeres esperamos de un hombre. A decir verdad llevamos siglos dando todas esas cosas a nuestras parejas y al mundo, llevamos generaciones y generaciones de mujeres haciendo eso mismo, sin reclamar nada a cambio. Lo que hace a nuestro tiempo distinto al pasado es que ahora nos atrevemos a pedir el mismo trato. Hemos sido civilizadas durante mucho tiempo sin pedir que el resto del mundo sea capaz de devolvernos algo a cambio. No lo demandamos ahora como una recompensa, en realidad no debería serlo. Es solo la actitud que corresponde tener hacia alguien que es solidario, que colabora a tu lado, que es amable contigo, que te escucha, te da afecto, hace tu vida diaria más llevadera, no te utiliza ni te sabotea, sino que te respeta, te admira, te considera y piensa en ti antes que en ella misma. Es verdad, eso es lo que las mujeres damos sin que nadie nos lo pida. Lo damos desde el primer momento en que nos enamoramos,  en que unimos nuestra vida a la de alguien más, lo damos sin que exista una petición de por medio ni trato alguno, sin que haya garantías de nada.  Damos todo eso porque para nosotras es el verdadero significado de la palabra amor. Lo único que deseamos a cambio es la misma actitud hacia nosotras, la misma disposición al respeto, la solidaridad, el afecto, la comunicación, la empatía, en fin, a la comprensión de nuestra humanidad. Todo eso que para nosotras representa ser civilizado, y por lo tanto ser humano. Por eso creo que no es complicado entender lo que queremos las mujeres. Solo queremos hombres civilizados.
 

La pregunta en realidad no debería ser qué es lo que las mujeres queremos, sino ¿Qué es lo que los hombres de este siglo están dispuestos a darnos?
 

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