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Lo que nos deja GIRLS

FUENTE: Getty Images

Por EVA JANIOT   hace una hora

Hannah Horvath es una veinteañera que vive en Greenpoint Nueva York, aspira a ser escritora profesional algún día y vivir de su capacidad creadora. Mientras eso ocurre su vida pasa entre trabajos eventuales de diversa índole para ganarse la vida, novios excéntricos o desconcertantes,  intensas experiencias emocionales con amigas estrechas que ponen a prueba a cada paso la fortaleza de los vínculos de la amistad. Hannah es auténtica y desprejuiciada, es absolutamente libre y no tiene complejos de ninguna especie, ella es la protagonista sui géneris de la exitosa serie de HBO, Girls. En realidad, la personalidad de Hannah es idéntica a la de Lena Dunham, la creadora y actriz protagónica de la serie, una mujer en sus veinte llena de dudas sobre la vida, el amor, el sexo, la amistad, pero desinhibida y segura de sí misma, segura también de lo que quiere, vivir de su profesión y desarrollar sin límites su capacidad creativa, al menos es lo que Lena ha asegurado muchas veces en diversas entrevistas.

Desde su lanzamiento en el 2012 en la plataforma de HBO, la serie Girls ha sido un éxito rotundo en el mundo del entretenimiento, especialmente entre los espectadores de Estados Unidos y Europa.  La historia de sus personajes ha dado la vuelta al mundo y es tal la identificación con su público que algunos dicen que Hannah y sus coprotagonistas, hombres y mujeres en sus veintes y tempranos treintas, son la voz de una generación, la de los milenials. Como su serie, Lena  se ha vuelto también una sensación mundial. Las razones de ello son muchas, pero la más importante es que la serie que ha creado es muy original y muestra la problemática de los jóvenes en el primer mundo tal como es, sin adornos ni censura.


 

Girls cuenta la historia de Hannah y sus tres amigas, Marnie, Jessa y Shoshanna. A la par y por necesidad, cuenta también la historia de sus respectivos novios y ex novios según se van desarrollando sus historias. Adam, el excéntrico y energético novio de Hannah cuando la serie inicia, Charlie, el tímido y retraído novio de Marnie en la primera temporada, Ray Ploshansky, manager del café donde Hannah trabaja por algunos meses, pareja de Shoshana durante un tiempo y después de Marnie, Elijah exnovio de Hannah de sus tiempos universitarios y su inseparable amigo gay durante la mayor parte de los episodios. La serie despega cuando los padres de Hannah acuden a Nueva York para ver a su hija e informarle que han decidido cortarle todo el apoyo económico, puesto que a su parecer Hannah ya es una mujer formada y debe aprender a mantenerse por sí misma. Las implicaciones de este evento dan inicio simbólico a la vida adulta de Hannah a sus escasos veinticinco años, es su auténtica bienvenida al mundo de la gente madura, un mundo al que los jóvenes son lanzados abruptamente en algún momento de sus vidas y en el que deben aprender a sobrevivir, en medio de carencias económicas, desempleo, iniciación en el inquietante mundo de las relaciones de pareja, decepciones amorosas, amistades que se fortalecen o se traicionan, celos, envidias, incertidumbres y profundas dudas existenciales

La materia de la historia de Hannah y sus amigas está hecha de todas esas cosas, su poderoso atractivo radica en que son tratadas con honestidad, sin maquillaje, con simpleza pero con la profundidad con la que se experimentan en la vida real. El argumento se mantiene a lo largo de las seis temporadas que integran la serie: es una puesta en escena del mundo como lo experimentan los jóvenes de esas edades, un mundo lleno de incertidumbres y desengaños dolorosos que van formando su carácter y los convierten finalmente en adultos con la madurez necesaria para tomar decisiones. 

El éxito de la serie está basado además en el escándalo que en un principio produjeron las escenas sexuales que aparecen a lo largo de todas las temporadas, escenas muy auténticas, casi reales, que captan el sexo y sus prácticas durante la juventud con una naturalidad perturbadora,  que muestran además los cuerpos de los actores sin retoques ni censura estética, tal como son, en su fealdad o su belleza naturales. En muchas de estas escenas aparece Hannah, la protagonista, completamente desnuda y mostrando sin empacho un cuerpo absolutamente opuesto a los estrictos estándares femeninos de Hollywood. La libertad y la seguridad con que la actriz produjo y representó esas escenas le han valido la admiración de sus colegas en el mundo del espectáculo y su reconocimiento como un estandarte del feminismo y la ideología de la positividad del cuerpo. Y aunque estos detalles de la producción le han valido una gran publicidad a la serie, la realidad es que la calidad de las actuaciones y la fuerza del argumento son capaces de sostener por sí mismos el merecido éxito.

 

Algunos críticos opinan que Girls es el equivalente de Sex and the City para la generación milenial, pero si mi humilde opinión vale de algo, me parece que no hay puntos de comparación entre las dos series más allá del lugar geográfico en el que se desarrollan y el número de protagonistas de la historia. Sex and the City era una serie de televisión basada en arquetipos femeninos muy estrechos, hechos a la medida de una gran ciudad del primer mundo, un entorno salvaje y mundano que atrapaba a las mujeres en clichés de sobrevivencia, como abogadas exitosas y devoradoras de hombres del alto Manhattan, empresarias trepadoras y ninfómanas del show business, escritoras glamorosas y codependientes con baja autoestima o mujeres de la alta sociedad newyorkina, sumisas y conservadoras, dispuestas a ser rescatadas por cualquier hombre con una cuenta bancaria de múltiples cifras. Todos clichés absurdos e imposibles que encasillaban a las mujeres como si fuera posible etiquetar millones de personalidades y tendencias con cuatro patrones básicos. La serie Girls, en cambio, no propone clichés, no establece ningún arquetipo de comportamiento ni se basa en prejuicios sociales y sexuales estrechos. Sus personajes son auténticos, sufren como cualquier hijo de vecino, tienen pasiones comunes y vicios garrafales como cualquier ciudadano. Girls está hecha de eso, de personajes humanos, la herencia que deja al mundo del espectáculo y los espectadores se fundamenta en este hecho, el de llevar a la pantalla las experiencias de una etapa de la vida humana tal como son, tal como se sienten y se lloran en la vida real, con su estupidez auténtica y su valentía absurda. Lo que el ojo de Lena Dunham capta es la veracidad de una edad, el pasaje doloroso de una niña mimada desde la trivialidad de la adolescencia a los desengaños cotidianos de la vida de una mujer adulta.

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