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La señal en la frente

¿futuro predestinado?

por La Orgullosa

 

Se habla mucho de la existencia o no existencia del Destino. El ser humano siempre ha tendido al pensamiento mágico de manera natural, por una sensibilidad especulativa ante lo que aún nos resulta desconocido y extraño. La intuición muchas veces va más allá de lo que los hechos comprobados nos aportan. Y nuestro inconsciente también nos arroja valiosa información acerca de la realidad, que sería tonto obviar; ya lo dicen los psicólogos y los más prominentes psiquiatras de la historia. Sin embargo, otros más pragmáticos opinan que “Nosotros somos los arquitectos de nuestro propio destino”. Yo me inclino a pensar que ambas afirmaciones son ciertas. De hecho uno de los elementos importantes que los mismos científicos emplean en sus investigaciones es esa capacidad intuitiva y creadora que los hace inducir el nuevo conocimiento, en vez de deducir la realidad a partir de un cúmulo de información.

En el caso del ser humano, es verdad que cada paso que damos va dando forma a nuestra existencia. Dicen los versados en la materia que a los siete años de edad adquirimos el libre albedrío y nuestras elecciones, desde esa tierna edad, definen nuestro futuro. También es verdad que el entorno ejerce su influencia, y los cuidadores del niño desde luego dejan su impronta en la conciencia del individuo, a veces para bien, a veces no. Sin embargo, no podemos ignorar el hecho aparentemente inexplicable de que muchos individuos desde que son pequeños parecen “saber lo que quieren”. Por más que tratemos de infundirles ideas respecto de sus gustos, sus aficiones, sus intereses, ellos ya parecen tener una agenda propia, y estar muy seguros de su lugar en el mundo y a que vinieron a esta vida. Tal es el caso de muchos artistas y creadores de todas las épocas como Mozart, Einstein, Picasso, etc.

Tal parece que muchos niños traen inscrita en la frente, de manera indeleble, una “marca” que determina su devenir, y el curso de sus acciones como seres humanos. ¿Será que como los esotéricos afirman, todos tenemos un destino que cumplir, marcado de antemano por un poder divino, por un plan celestial? No lo sé. Sin meterme en las profundidades del saber universal que desconozco, me atrevo a pensar que en mucho, la estructura genética con la que todos nacemos, determina en un principio nuestros talentos, inclinaciones y habilidades; y por otro lado constituye una potencia dentro de nuestra mente, que puede bien desarrollarse en el curso de una vida humana.

Hace veinte años conocí a Marietta. Era una hermosa niña de tez morena que desde que empezó a caminar no podía parar de correr y dar vueltas por todos lados. A los seis años de edad fundó lo que ella llamó “El Club Pingüino” en el que incluyó a algunos amigos de la colonia en que vivía y a su prima Gaby. Se dedicaban a explorar todo aquel terreno que encontraban a su paso, en busca de insectos y toda clase de alimañas. Los metían en frascos y juntos los observaban por horas. Las expediciones a los campos de la ciudad eran el propósito principal del Club Pingüino. Luego Marietta comenzó a investigar sobre cada especie rara que atrapaba junto con la “pandilla” y aprendió mucho de insectos. El tiempo pasó y ahora la pequeña Marietta es una audaz y brillante bióloga marina que ya viajó al polo norte a conocer la aurora boreal.

Marietta es un ejemplo como muchos, de hacia dónde te puede conducir la pasión, cuando traes insertada en las venas, y en el ADN tu vocación. Persigues tus sueños sin dudarlo, y sigues el camino que te señala la “marca” en tu frente. Desde ese punto de vista acepto que hay un destino. Todos venimos al mundo con un propósito inscrito en nuestros genes. Y la labor de los adultos es impulsar los sueños de nuestros hijos, y fomentar sus habilidades, sin imponerles nuestros deseos y mucho menos nuestro pensamiento como decía el gran poeta Jalil Yibrán. Jamás intentes que tus hijos cumplan tus sueños truncados. Déjalos recorrer su camino personal, que no estará libre de visicitudes, y ayúdalos a distinguir esa marca de su destino en la frente, en la mirada, en la sonrisa, y que su entusiasmo crezca, que sus miedos nunca se materialicen excepto para mantenerlos alejados del mal.

El día que los veas realizados en todo su potencial, plenos y hechos adultos y hombres de bien, te sentirás agradecido por haberles permitido recorrer con libertad el camino que la naturaleza diseñó sabiamente para ellos. Desde niños lo saben y lo reconocen, no seas un obstáculo para su crecimiento personal, no los llenes de tus temores. La vida no es una línea recta. Y todos estamos plenos de recursos y potencialidades. Algo más que debo añadir, nunca es tarde para cumplir nuestra pasión. Nosotros los adultos también podemos retomar nuestros sueños de antaño con valor y perseverancia. Vinimos al mundo a ser felices. La felicidad se consigue de muchas maneras, pero hacer caso de esa mágica señal que todos traemos inscrita en el alma es definitivamente la clave para una vida con significado.

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La Orgullosa

Amante del amor y la sexualidad en todas sus formas. Fogosa y apasionada. Impulsiva y testaruda a más no poder. Interesada en los temas prohibidos y controversiales. Se cree poseedora de la razón, y es investigadora incansable de los misterios de la psicología humana.

Los Calzones de Guadalupe Staff

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Tags   destino, predestinación, futuro, señal, La Orgullosa

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