La mujer que soy, la mujer que siento
por Sandy Counselor
La mujer que soy es una construcción en donde fuimos introyectando enseñanzas, creencias y mucho “deber ser”; círculos de vida que nos encuentran, muchas veces, en laberintos en dónde es difícil encontrar la salida. En esta sociedad, en dónde se proclaman derechos sin compromiso a las obligaciones, poco podemos hacer para realizar nuestros deseos cuando chocamos con los pilares machistas, esos pilares que muchas veces son mantenidos por las propias mujeres.
¿En dónde nace la construcción de mi formación femenina? Es en esa madre o la persona que cumplió esa función, que guió mis primeros pasos. Es allí cuando nos damos cuenta que estamos entrelazadas a una cadena de úteros, con una misma raíz, necesitamos sanar de alguna manera esa herencia. Y es que para sanarnos es necesario emprender un camino de conocimiento y en esa alquimia en donde juegan un papel importante nuestros sentimientos hacia el otro.
Ocurre ese gran choque: está Él, con su mirada, que nos complementa o nos encasilla según sus necesidades y es allí donde perdemos nuestro rol. Es allí donde ocurren las conveniencias, los mandatos sociales que no siempre nos benefician. Y si bien somos de diferentes culturas, los sentimientos y necesidades básicas son comunes a todas. A esas niñas que están en nosotras, nacidas o futuras hijas dentro de nuestro ser, hay que contenerlas; hay que darles un cariño nutritivo para su crecimiento, darles una oportunidad de desarrollo personal en una tierra fértil.
Mucho se habla de qué papel tenemos en esta sociedad, en contra punto de los hombres, sin tener presente que somos un complemento. Juntos podemos generar una mejor calidad de vida en donde criar a nuestros hijos, niñas o niños, en libertad y con las mismas condiciones de igualdad.
Pensarnos desde el qué nos pasa con lo que nos pasa, poder conectarnos con las emociones que nos atraviesan en lo cotidiano. Los roles pueden ser intercambiables, maternales, protectores, duros, fuertes, muy cariñosos o muy fríos. Ser Hombre o ser Mujer, como muchas cosas en esta vida, es una construcción, somos diferentes biológicamente, pero tenemos las mismas emociones y necesidades de dar y recibir amor.
Sabemos que es difícil pensar en una cultura en donde no hay igualdad en el trato, que se respete la individualidad, pero sin llegar a los extremos de ser machistas o feministas. Podemos mejorar nuestra calidad de vida en la familia, el trabajo y en el plano social, pero primero tengo que reconocer mi “ser”: reconocer que puedo sentir femenino o masculino, aunque sea macho o hembra. Para comenzar un camino hay que dar el primer paso.
Poder mirarnos y reconocernos como seres en estado de “ir siendo” nos acercará a mejorar las relaciones interpersonales, pero mejor aún la relación con uno mismo. En definitiva, esta es la principal, ya que, si estoy en armonía conmigo, puedo dar a los demás.
Desde la Consultoría Psicológica te invito a sentir lo que te pasa cuando dejas que fluya tu ser.

Sandy Counselor
Desde niña sentí la fuerza de ser mujer, alocada. Me guía fuertemente la intuición. Lucho por la utopía de dar mi mejor versión, pertenezco a las Flores de Acero. ¡Encontrarnos en este aquí y ahora es maravilloso! Asomate a mi mundo, sumemos desde nuestra fragilidad hacia nuestra fortaleza. Yo por Mí, nadie por Mí.
