
La mujer perfecta
por Aitana Lago
Estamos en los plenos besos entradísimos en lo nuestro, la televisión prendida, de repente se escucha: “¡gooool!” y pienso: “esto tengo que verlo”, seguramente él piensa lo mismo, así que le evito la incomodidad de detener la acción, para que ambos podamos enterarnos, le digo muy cerca del oído: “hay que ver el gol”, nos detenemos y quedamos paralizados – uno encima del otro sin perder posiciones –, nos quedamos viendo la televisión, esperamos unos minutos, vemos la repetición, hacemos algún comentario de la jugada y regresamos a lo nuestro…
Soy la mujer perfecta ¿no?
