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La larga vida simple de Yasunari

FUENTE:  InspiredImages en Pixabay                             

Por Tonatiuh Arroyo

JUNIO 5 2018

Yasunari Ozawa llegó a Chiapas al término de la Segunda Guerra Mundial. No era tan joven ni tan viejo. Nunca hablaba de su vida privada ni le gustaba permanecer en ningún sitio que no fuera su humilde covacha.

Provenía de una familia de pescadores, oriundos de Yokohama. Fue huérfano desde los tres o cuatro años, sin ningún familiar cercano ni lejano que se ocupara de él. Creció en un internado, en el que padeció diversas vejaciones por su dificultad para relacionarse con los demás, quienes abusaban de su figura cenceña y nimia. Al cumplir 15, sin mentor ni amistades ni dinero ni entusiasmo decidió irse a Tokio para probar fortuna, sin ningún éxito.

Al paso de los años, al sentir que estaba dejando la juventud decidió viajar a México, sin convicción. Se estableció en Acacoyagua, Chiapas, donde conoció a Itzayana, con quien procreó un hijo de carácter avieso del que, azuzado por la madre, solo recibió injurias.

Yasunari llegó a cumplir los 100 años y murió unos cuantos años después. Nunca se quejó de su nefanda existencia, se fue sin recibir una sola recompensa de la vida. La causa de su fallecimiento obedeció a un mal cardiaco. No fue velado ni tuvo sepelio. Nadie lloró por él.

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