La Egoteca y los Infalibles

FUENTE: Pinterest
JULIO 23, 2018
Lo confiesoooooooo: ¡tengo una egoteca bien guardadita en un lugar secreto! Sí, mis chavos, así de modosita y bien portada como me ven. Aunque, la verdad, pocas veces accedo a ella. Lo hago solo cuando adquiero un nuevo ejemplar para guardarlo en ese rinconcito oculto de mi corazón donde la tengo.
Y no nos hagamos los santurrones ni los modestos, todos tenemos una egoteca bien escondida en el subconsciente, solo que después de los 40 nadie lo admite ni lo comenta ni nada.
Es más, algunos se persignan cuando alguien habla del tema y hay otros que se las dan de cabales y dizque muy humildes, como los monjes tibetanos, pero la neta es que a todos nos encanta eso de la adulada, nos gusta reteharto que nos den cuerda cuando nos dicen lo chidos que somos, lo guapísimos que nos vemos con nuestros trapos nuevos, lo chingones que parecemos cuando le decimos sus cosas a la gente, ¿o me van a decir que no?
Pos sí, clarísimo que sí, todos tenemos una egoteca bien grandota guardadita donde menos se nos note, y no solo la tenemos, además nos fascina integrar ahí nuevos discos (o casettes o cedés o memorias usb, lo que caiga, lo que ustedes gusten y manden). Y es ahí donde hasta nos podemos volver acumuladores.
No me digan que no saben a qué me refiero. No importa. Lo que sí importa son los proveedores de discos para nuestra egoteca. A esos yo les llamo los infalibles. Pongamos un ejemplo: desconocido que ves en una reunión de amigos y te suelta un “¡qué bonito sonríes!”… ¡Guao!, ese piropo va directo a la egoteca sin pasaje de regreso.
Otro ejemplo: amigo de la infancia que tiene siglos que no ves y cuando te lo encuentras, te saluda con un “te ves igualita que hace 20 años”… ¡Cien veces guao!, ese disco vale para una semana entera.
Ejemplo más chingón: compañera de trabajo que te recibe con un “se te ve divino el vestido”… ¡Uuuy!, ese halago, por inusual, vale para sentirte en las nubes durante un mes.
La egoteca te hace el día o la semana o el mes, todo depende de quién provenga el ejemplar. En lo que se refiere a mí, no tengo hasta ahora ningún disco que le haya dado cuerda a mi ego durante todo un año, pero qué más da, con el del día (o sea, que me echen un piropo diario) me conformo y me doy por bien servida, ya ven que yo soy como los argentinos y los uruguayos: ¡sencillita, pero bien requetebonita!
En Los Calzones de Guadalupe
tenemos buena estrella,
porque podemos soñar y mostrar el alma sin pena

