La confianza
por Luna Portuondo
No hay nada más doloroso en las relaciones de pareja, que perder la confianza en el otro. Nunca antes había reflexionado sobre estas cosas, para mí la confianza era algo que se daba por sentado en cuanto emprendías una relación de afecto y amor con otra persona. No concebía cómo dos seres humanos pueden tener una relación sin que tengan confianza uno en el otro. Pero sucede. A veces no te das cuenta cómo, pero es así, la confianza se va deteriorando con las experiencias dolorosas, con las decepciones inevitables de la convivencia diaria.
Se puede perder todo en una relación de pareja, y aun así es posible que el vínculo perdure, pero cuando la confianza se rompe, aunque todo lo demás exista, la relación empieza a morir lentamente, y al final habrá de sucumbir irremediablemente.
Creo que cuando la gente dice “me rompieron el corazón”, es justamente a esto a lo que se refiere, al dolor inmenso que produce una decepción que corta de tajo la confianza que habías depositado en la otra persona. Es como si al crear una relación con alguien, pusieras en su regazo los sentimientos más delicados, los que más valoras, los sentimientos y las emociones que nunca dejarías en manos de nadie porque conoces cuán vulnerable te hacen, cuánto te importan, lo frágiles que son. Y cuando menos te lo esperas, esa persona los tira al suelo haciéndolos añicos, dejándote profundamente herido, literalmente despedazado.
La confianza no es algo de lo que hablemos frecuentemente, no es un concepto que tengamos muy claro. Pero está ahí siempre, como una presencia constante en nuestras relaciones, la vamos construyendo de a poco con la otra persona al paso del tiempo y las experiencias, se va volviendo el centro de nuestro vínculo con el otro, un centro frágil que nos hace tremendamente vulnerables, pero cuya existencia hace posible la realización y el crecimiento del amor entre dos personas que se han hecho la promesa de procurarse. Cuando la relación fracasa, la primera baja suele ser la confianza.
¿Pero qué es la confianza? ¿Por qué es tan importante para cada uno de nosotros? ¿Cómo es que perderla nos puede afectar tanto que a veces nos destruya completamente?
La definición de confianza que más me gusta, de todas las que he encontrado en la literatura sobre este tema, es la que usa Brené Brown en su hermoso libro Más fuerte que nunca. Para esta autora, la confianza es una decisión, significa «arriesgarse a hacer algo, aun sabiendo que eres vulnerable a las acciones de la otra persona». Me gusta esta definición porque asume que la confianza no es un concepto pasivo, es algo sobre lo que trabajamos constantemente, que cambia con nosotros y con nuestras experiencias a lo largo del tiempo en una relación. Tener confianza en la otra persona, en la persona que amamos, es algo que decidimos todos los días.
¿De qué nos valemos para tomar la decisión de confiar en alguien? ¿Cómo nos aseguramos que nuestros sentimientos más preciados están seguros con una determinada persona? Para Brené Brown existen siete atributos especiales que deben estar presentes para tener confianza en una persona:
1 respeta tus límites 2 es fiable, es decir, hace lo que dice que va a hacer, 3 es responsable, es decir, acepta sus errores y es capaz de disculparse y corregirlos, 4 respeta tu privacidad, es decir, jamás comparte información confidencial que te pertenezca, 5 es íntegro, es decir, siempre hará lo correcto, no lo que le conviene, 6 no te juzga, sabes que puedes decir cualquier cosa y no serás juzgado, y por último 7 es generoso, dará la mejor interpretación a tus acciones y a tus palabras.
Para que exista y se mantenga la confianza entre dos personas, ambas deberán tener estos atributos y ser capaces de convivir bajo sus preceptos. ¿Hay algo más difícil que lograr todo esto en una relación? Sí, lo sé, es algo complicado lograr una auténtica relación de confianza entre dos seres que dicen amarse, pero es algo indispensable. Y si en un principio existe todo esto, por alguna mágica razón, será todavía más difícil mantenerlo sin modificaciones, mientras la relación dure.
Romper el corazón de alguien que te ama es sumamente sencillo, porque ceñirse permanentemente a estos principios no es tarea fácil, requiere de mucha valentía y coraje. La confianza se alimenta del valor cotidiano que le damos a cada una de estas características, se nutre también de la seguridad que tenemos en nosotros mismos, en la creencia firme de que confiamos en nuestras conductas propias y en las del otro, de que juntos hemos creado un espacio fértil y seguro donde podemos crecer, podemos caernos y levantarnos, podemos ser nosotros mimos.
Tal vez lo que nos duele y nos destruye cuando una relación fracasa es la pérdida de este espacio que hemos construido con la otra persona, este pequeño lecho invisible que nos ha costado tanto tiempo, tantas energías emocionales, al que hemos apostado todo, en el que hemos invertido todos nuestros recursos y todas nuestras capacidades, en el que hemos creído con devoción y fe ciega durante años, en el que hemos depositado todas nuestras esperanzas humanas, el pequeño nicho de la confianza.
