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Muchas veces ser soltera, ya sea por convicción o por casualidad, es una carga porque no estás cumpliendo con lo que dicta la sociedad. Cuando ya te estás acercando a los 40 y sigues sin tener una relación formal o sin casarte, la presión es cada vez más intensa: la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, todos se preguntan por qué sigues sola.

Tal vez no se han dado cuenta de que las personas no necesitamos una pareja para sentirnos completas, esa es una idea que nos venden en cada comercial, en cada spot, en cada publicación, en las revistas y en los libros, pero no es verdad. Podemos ser personas completas y felices sin tener una pareja al lado, yo sigo soltera quizá porque no he encontrado al hombre que me inspire a compartir mi vida o tal vez lo he encontrado, pero no soy la mujer que él busca, la vida es así, no como en las películas.

Convivir no es fácil porque construimos una relación basada en el imaginario, en el ideal de lo que vemos en la otra persona y cuando nos enfrentamos a la realidad nos cuesta trabajo aceptarlo.  Seamos sinceros: el amor es de necios y a mí la necedad se me quitó después de la segunda relación, aprendo rápido.

He dejado de creer en el amor como un sinónimo de formalidad, el amor puede estar ahí con alguien a quien no te aferras, con alguien con quien puedes pasar grandes periodos de silencio y luego explotar de nuevo, abrazar y reír. Dejemos de criticar la soltería y entendamos que no todos queremos lo mismo.