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Juegos Aburridos de Siempre

FUENTE:  Pinterest/Amanda Oleander                                 

Por NADENKA KRUVSKAYA

Mayo 15 2018

Una vez más, queridos lectores y lectoras entusiastas y sacrificados, mártires de la cultura popular y la reflexión sesuda de las masas, les saludo con el júbilo y la enjundia que me caracteriza, y les comento ya de entrada que ese don tan agudo de la observación perspicaz que poseo, me ha conducido con algarabía y asombro a una nueva  reflexión, no por complicada menos interesante. Para no hacérselas tan pesada les traduzco, quiero chismearles mi observación más reciente, estas últimas semanas me he dado cuenta de algo, es sobre las relaciones y el amor, O séase, se va a poner bueno. Es una cosa absurda a la que yo le llamo "los juegos aburridos del amor".

 

No importa la edad, la estatura, el peso, el género y el número o la orientación sexual (que incluyo porque está muy de moda y es lo políticamente correcto), tratándose de las relaciones románticas todos nos comportamos igual,  el único requisito es ser homo sapiens, que para el caso de lo que nos ocupa, los juegos aburridos del amor, algunos son homos pero regularmente todos somos muy poco sapiens.

 

¿De qué benditos juegos está hablando esta descocada?, se preguntarán muchos de ustedes. Pues bien, me refiero a todos aquellos juegos entre las parejas, que pretenden realizar competencias de contención de sentimientos o de resistencia a la razón y a la libertad de expresión.

 

Vamos a ver, no quiero ser confusa, voy a poner un ejemplo, algo clarito como el agua, para que todos me entiendan. Los juegos aburridos del amor son cosas que todos hacemos cuando estamos en una relación romántica, del tipo "nos enojamos y yo no te busco por ningún medio y bajo ninguna circunstancia hasta que tú me busques, pero si no me buscas busco un pretexto sutil para hacer que me busques, y entonces a la primera oportunidad, una vez que nos hemos encontrado, deslizaré muy discretamente que fuiste tú quien me buscaste"  Osea, ¡Válgame Dios! ¿De qué se trata? ¿Ya me entendieron? 

 

Estoy de acuerdo que hagas esa clase de bobadas si tienes 14 o 15 años, ¡bueno!, es más ¡hasta 20 años! A esa edad es claro que juegas sin saber que juegas, y poco a poco le vas aprendiendo al dichoso juego del amor, o a veces mas bien le aprendes bastante rapidito, porque los hay que para estas cosas son pero que muy abusados.  Pero jugar los juegos aburridos de siempre a tus treinta años, o a los cuarenta y tantos,  a los cincuenta y tantos, a los sesenta y tantos y hasta ¡a los setenta y tantos!  Francamente está de a tres pesos, qué decepción gente, no es de creerse, neto. 

 

Sin embargo estoy muy consciente de que este tipo de juegos tontos lejos de disminuir, incrementan con los años, cosa curiosa, rarísima. Ustedes me dirán que no es así, pero mi experiencia me dice que sí, claro que sí, por supuesto que sí, no es que quiera avergonzarlos muchachos juguetones, pero bueno, el tema no es ese.

 

El tema es que eso de los juegos aburridos de siempre en donde competimos por ver quién quiere menos o quién quiere más,  quién tiene la hegemonía de la relación o a quién le duele menos y a quién le duele más, todo eso es una tremenda estupidez. Y lo peor es que eso nos va colocando en posiciones ridículas tratándose del amor, que si la hegemonía la tengo yo, que si la tienes tú, ¿que babosadas son esas?  Yo diría que en general, discutir quién domina a quién es absurdo, pero cuando se trata del amor es francamente estúpido, porque la verdad es que ambas partes se mueren por vivir la alegría del amor, la paz y la tranquilidad que te da sentir que te aman, aunque ninguno de los dos lo sabe ni se dan cuenta que es así, porque eso es algo muy instintivo e inconsciente por lo general, pero definitivamente es así, en una relación se trata de eso, de sentir bonito, eso es lo que todos queremos muy en el fondo, pero siempre está esta parte absurda de los juegos ridículos del orgullo y el dominio ¿no?, una parte muy aburrida en mi opinión, eso de jugar a los juegos aburridos de siempre del amor, en donde se compite por no ser el apaleado emocionalmente o por ser el orgullosamente fuerte de la relación, o por ser, no lo se, el menos entregado y entonces el que más domina, o qué se yo, hay montones de maneras de describir esta competencia absurda por no confesar algo tan simple como un "te amo", o un "me duele", o tal vez un "no quiero", no se, ese tipo de cosas, ustedes me entienden.

 

Sin embargo, lo paradójico de los juegos del amor, es que a pesar de ser una realidad tan absurda como aburrida,  lo cierto es que es algo que revitaliza a las parejas, lo cual resulta en verdad muy curioso ¿no?, porque jugar a esto le produce a la gente secreciones de adrenalina, las pone en el sube y baja, como en una montaña rusa o una ruleta rusa, eso depende de varios factores desde luego, y el drama de jugar a esto se vuelve una adicción inconsciente, que domina la voluntad de las personas, domina sus mentes. En fin, es como cualquier otra droga, con la única diferencia de que ésta es realmente una droga ridícula, o sea ociosa y estúpida ¿Habrá otra droga que podamos calificar de ridícula? no lo se, francamente no lo se, me mantendré atenta a ver si existe alguna otra droga así, que podamos calificar de ridícula como los juegos absurdos del amor, y si la encuentro seguramente me ocuparé de estudiarla y compartirles mi opinión al respecto, ya saben que a mí se me da muy bien lo de la observada o la reflexionada. 

 

Para cerrar este punto debo hacerles una confesión vergonzosa: yo también he jugado el aburrido juego del amor, y la verdad es que sí, me aburre a los diez segundos sin exagerar, bueno está bien, estoy exagerando, le aguanto 15 minutos, 30 así a lo mucho, pero francamente me dan pereza los juegos absurdos del amor, creo que hay muchísimas más cosas interesantes que hacer en una relación que jugar algo tan estúpido. Piénsenlo, ¿a ustedes les gusta jugar estos juegos absurdos? ¡Válgame Dios! ¿O prefieren mejor hacer el amor? 

 

Y hasta aquí llegué, ahí la bimbo mis chavos. 

En Los Calzones de Guadalupe

tenemos buena estrella,

porque podemos soñar y mostrar el alma sin pena

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