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Ikigai

filosofía de vida

por Norma Velazco

 

En mi incansable búsqueda de saber y conocimiento, me encontré inesperadamente con una filosofía de vida que llamó poderosamente mi atención. La idea no es nueva, por el contrario, proviene del Japón que es una de las culturas más antiguas del mundo. Desde las profundidades del oriente llegó hasta mí una llave mágica que vino a sintetizar mi pensamiento, y toda la experiencia personal de años de vida. Ikigai, es un vocablo intrigante que habla de la búsqueda de la verdadera felicidad.

En el mundo de hoy la mayoría de la gente está acostumbrada a seguir una “línea recta” en su vida. Este camino habitual, impuesto desde afuera, nos indica una serie de pasos: llevar una carrera académica, conseguir un buen empleo, casarse, establecer una familia, adquirir los mínimos bienes materiales que nos permitan una vida de “confort”, y si es posible, viajar. Muchas veces nos recomiendan adquirir incluso una póliza de seguros, y prever nuestra muerte adquiriendo un espacio donde seamos debidamente enterrados. Desde luego, no puede faltar, como en los E.U. acostumbran desde hace décadas, hipotecar nuestra vivienda para garantizar los estudios universitarios de nuestros hijos.

Sin embargo, esta forma de vida “prefabricada” no nos lleva a alcanzar el verdadero estado de felicidad, esa paz interior que nos hace sentir satisfechos, tranquilos, y nos da plenitud. Todos hemos venido a este mundo a realizar nuestras verdaderas potencialidades. Como dice Carl Jung, la vida es un proceso de individuación que culmina en la conformación del individuo completo, realizado. Cada ser vivo del planeta crece y se desarrolla hasta alcanzar su máximo esplendor, y cumplir el propósito para el que ha sido creado, esto es ser y manifestar su existencia conforme a su esencia, a esa serie de cualidades y potencias grabadas en su ADN desde su nacimiento.

El ser humano, gracias a su capacidad de pensarse a sí mismo y tomar conciencia de su realidad, suele confundirse al momento de elegir la vida que quiere vivir, y como hemos dicho muchas veces es la misma sociedad con sus reglas y formas establecidas y rígidas, la que lo confunde. Pero en la noción de Ikigai practicada por los habitantes de Okinawa, los más longevos del globo terráqueo, no hay confusión al respecto. Para alcanzar el estado de Ikigai lo único que requerimos es perseguir nuestros sueños. Parece sencillo, todo mundo cuando es joven no quiere otra cosa que eso, pero poco a poco el valor que se le da al dinero, y la ansiedad por un futuro incierto nos obligan a seguir la famosa “línea recta” que los demás trazan para nosotros, permaneciendo dentro de una zona de confort que nos brinda seguridad, pero no paz interior.

Nuestro compromiso personal es hallar y perseguir nuestra verdadera pasión. Ese es el núcleo del Ikigai. Pero para lograrlo se requiere un estado mental adecuado y una serie de hábitos que nos ayuden a alcanzar nuestro verdadero deseo. Solo si somos nosotros mismos los que elegimos nuestro propósito de vida podremos darle a nuestra existencia ese significado que tantos buscan, y vivir una vida que merezca la pena de ser vivida. Para esto el Ikigai nos muestra el camino. El secreto es lograr el equilibrio entre lo que más anhelas, las habilidades y destrezas que posees, y lo que el mundo necesita de ti, sin olvidar que nuestra sociedad capitalista nos obliga a realizar una labor remunerada que nos permita subsistir en el sentido más pragmático.

Antes de elegir la actividad hacia la cual dirigiremos nuestros esfuerzos, es importante adentrarnos en el conocimiento de nosotros mismos para hallar lo que realmente nos “mueve”. La enseñanza escolarizada no necesariamente es adecuada para todos. Los grandes genios de la historia aprendieron por su cuenta e hicieron de su vida una búsqueda permanente del saber. Por eso, antes de elegir debemos saber lo que es adecuado para nuestra personalidad única. Y mientras más pronto lo hagamos será mejor. “Siempre hay que tener proyectos” me repetía constantemente mi padre. Y tenía razón. El tener una idea que deseamos llevar a la realidad a toda costa nos mantiene vivos, sin importar la edad que tengamos. También es importante mantenernos siempre activos en mente y cuerpo, con la energía y el adiestramiento suficientes para llevar a cabo nuestro propósito. Mantenernos en un constante aprendizaje acerca de la vida, obtener nuevas habilidades, continuar nuestro crecimiento intelectual para mejorar nuestra comprensión de la realidad y prohijar nuevos sueños.

El Ikigai también nos recuerda que somos seres eminentemente sociales, y que la realización de nuestros sueños también tendrá un impacto en los demás seres humanos, por lo que es importante meditar sobre las formas en que el mundo necesita ser transformado por nuestra mente creadora, y hacer nuestra contribución como parte de este planeta. Así la satisfacción experimentada al plasmar nuestro propósito de vida será completa.

Por último, para realizar tu Ikigai, o propósito de vida, es indispensable perder el miedo que te obliga a vivir de forma preestablecida, y situarte en el aquí y ahora para olvidar la ansiedad por el futuro, y disfrutar intensamente cada día de tu vida, elegida por ti mismo.

 

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Norma Velazco

Diseñadora de profesión -pero esotérica de vocación- amiga de los ángeles y amante del Tarot. Es experta en sexualidad tántrica. Vive en constante estado Zen aconsejando al que se deje.

Los Calzones de Guadalupe Staff

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Tags   ikigai, filosofía, salud, mente, Norma Velazco

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