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Hombres Tóxicos​

FUENTE:  Pinterest/ Malcolm T. Liepke                                

Por La Orgullosa

JUNIO 19 2018

A menudo, las mujeres nos enamoramos del sueño del hombre protector y compasivo que llega a nuestra vida a colmarnos de toda clase de atenciones y amor. No obstante, con mucha frecuencia, aquella fotografía mental perfecta que nos forjamos se transforma en la peor pesadilla de nuestra vida. Al principio, cuando conocemos a aquel noble caballero de nuestros deseos, se presenta ante nosotras como alguien encantador e ingenioso que nos hace reír con sus ocurrencias.

 

La primera cita es simplemente maravillosa. Comienza por llevarnos a los mejores restaurantes, se muestra atento, nos sorprende con su plática inteligente de hombre de mundo. Y, en resumen, nos deja absolutamente convencidas de que sería el padre perfecto para nuestros hijos. Pero, a medida que transcurren las semanas de nuestra idílica relación, de manera subrepticia comienza a aflorar su verdadera personalidad.

Un primer síntoma suelen ser los celos anormales. En seguida comienza a posesionarse de nuestra vida obligándonos a responder a toda clase de expectativas, desde cubrir sus necesidades emocionales al cien por ciento, hasta controlar cada una de nuestras actividades. Pareciera que de pronto nuestra vida se ve empujada a girar en torno a él. Lo siguiente es el momento en que nos atrevemos a emitir una queja de descontento y nuestros argumentos son rechazados violentamente. Y si nos atrevemos a proferir una crítica hacia su persona la reacción puede ser incluso inesperadamente violenta. Comenzamos entonces a sentirnos más que su pareja sentimental, unas prisioneras de sus deseos y caprichos.

Hay otro recurso que este tipo de hombre tóxico suele emplear con mucha frecuencia: el devaluar nuestra autoestima de manera sistemática. Comienza por algunos señalamientos a nuestra forma “equivocada” de conducirnos. Algunas de estas observaciones las realiza en público con la intención de humillarnos. Pero las críticas y las descalificaciones continúan mientras que ellos se sienten fortalecidos con nuestra compañía incondicional. Porque el miedo que empieza a apoderarse de nosotras nos impide en un principio poner las cosas en su sitio y detener sus ataques. Parece increíble, pero la forma de ser de estos hombres puede mermar nuestra autoconfianza al grado de hacernos sentir desvalidas e incapaces de terminar con una franca situación de abuso, psicológico en el mejor de los casos, y físico en muchos otros.

En el seno de su conducta estos personajes tienen una necesidad constante de que les manifiesten admiración. En realidad, tienen una pobre autoestima por lo que buscan a toda costa alguien que los admire y prácticamente los idolatre. Pronto te darás cuenta que su empatía hacia los demás es nula, por lo que muchas veces no mostrarán preocupación por tus problemas y jamás podrán convertirse en el apoyo que al principio creíste que podían ser.

 

Debido a su baja autoestima remplazan su vacío personal por un sentimiento desmesurado de auto importancia, así exageraran sus capacidades y logros para que una los vea como seres superiores, aun cuando sus verdaderos logros no sean tan grandiosos. Lo importante para estos hombres es convencernos de que son superiores y deben ser tratados como tales, a la par que a su compañera la hacen víctima de abusos y vejaciones sin término.

 

Estos hombres tóxicos realmente no se enamoran. Son incapaces de demostrar afecto ya que están centrados completamente en sí mismos y en lo que ellos creen su grandiosa y única personalidad. Solamente manipulan a las personas para obtener lo que desean, y su pareja no es la excepción.

A menudo que avanza la relación, tratarán de encontrar toda clase de defectos en su pareja y finalmente terminarán por descartarla por una nueva. A menos que les siga proporcionando a su ego la satisfacción patológica que éstos hombres buscan. En la mente distorsionada del hombre tóxico llega a recurrir a terceros para devaluarnos frente a ellos y contar con una especie de testigo que confirme nuestra ineptitud como personas, demostrando que no somos una pareja digna de ellos. A veces inventan que alguien les ha coqueteado para desestabilizarnos emocionalmente y aumentar nuestro grado de inseguridad con respecto a la relación.

 

El ataque a nuestra psicología es permanente, con el fin de romper nuestra seguridad, nuestra confianza y comenzar a dudar de nosotras mismas, quedando a merced de estos individuos enfermos. Uno de los recursos más graves que estos hombres emplean es mentir descaradamente acerca de hechos que nosotras mismas hemos atestiguado como ciertos haciéndonos dudar de nuestra memoria, nuestros sentidos y finalmente de nuestra cordura. Su propósito es desorientarnos hasta hacernos dudar de nuestra sanidad mental. Pueden ser mentiras acerca de cosas triviales o situaciones más elaboradas.

Lo importante es que en cuanto nos demos cuenta de la conducta anómala e insana de estos individuos tratemos de escapar del poder que llegan a ejercer sobre nosotros. Podemos recurrir a un especialista que nos ayude a comprender la toxicidad de una relación así, y nos proporcione elementos para terminarla. Podemos recurrir a amigos o familiares. Pero en estos casos nuestra propia intuición e instinto de supervivencia juegan un papel fundamental.

 

Finalmente, como una recomendación, conozcan a profundidad a la persona con la que interactúan, antes de adentrarse en una relación perniciosa que puede terminar con su juicio y su salud mental.

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