Diosa de amor de piel cobriza 

de rostro virginal 

que invita a profanar tu cuerpo 

 

Delirio que subyuga mi hombría 

cuerpo de serpiente 

que lleva en el centro al universo 

 

Me atraes a tu sexo como gigante imán, 

cual centro de poder, agujero negro. 

Me despedazas con tus tentáculos de fuego. 

 

Mortífera Mantis Religiosa 

que vas desarticulando cada parte de mí, 

y secretas sobre mi cuerpo tu letal sustancia. 

 

Yo me dejo llevar por tu flagelo, 

por tus piernas abiertas, 

que ansiosas y perversas me llaman. 

 

Sé que eres mi muerte, 

el fin de mi camino. 

Y ante tu belleza me postro, 

dispuesto a transitar el inframundo. 

 

Flor de sangre que mis venas inyectas 

con tu mortal veneno. 

Me atrapas en la red de mi delirio, 

de mi pasión por ti, 

de mi devoción a tu divinidad insólita. 

 

Penetra los espacios de mi geografía, 

y constríñeme en tu abrazo de Anaconda. 

Poséeme, sacerdotisa insaciable, 

y hazme un haz de luz 

que parta en dos el Universo.