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Estaciones

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FUENTE:  Pinerest                        

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Por Vandi TA

JULIO 23, 2018

Recuerdo que el frío del invierno pasado fue el más cálido que he vivido, y es que su corazón me hacía sentir como si estuviese en el calor de la plena primavera; en cada abrazo podía sentir el viento de libertad y seguridad, en cada beso la suavidad de las flores y en cada te amo lo ardiente y apasionado del sol.

Pero no todos los inviernos son iguales y no todos duran para siempre, y fue entonces cuando me di cuenta de que era primavera; me tocó sentir el más frío invierno que pude haber sentido, estando sola en mi habitación, viendo pasar las horas, sin sentido ni significado y sí, aunque me cueste aceptarlo, extraño cada momento con él.

Me acostumbré a la estación, e intenté arreglar el calentamiento global que había causado todo el daño que le hizo al invierno, lo tóxicos que eran los problemas, los celos, la desconfianza y todas esas cosas que envenenan el ecosistema.

Traté de recuperar el verano para vivirlo como nunca antes, intenté hacer florecer mi seguridad, las hojas de sus recuerdos estaban por secarse y yo veía mis alegrías crecer como la fauna en esa estación.

Comencé a disfrutar cada momento de mi verano, conocí trescientos tipos de flores y otros quinientos tipos de árboles, que sin duda fueron mi refugio, me dieron aire y sombra cuando estaba a punto de asfixiarme y me acompañaron en el camino a la estabilidad y felicidad completa.

Sin darme cuenta comenzó a entrar el otoño, en un principio cálido pero que poco a poco me iba congelando y entonces noté que al fin todo estaba arreglado: los recuerdos comenzaron a borrarse como las hojas secas que caen en esa época, empecé a sentir la verdadera vida otra vez y fui consciente de la estabilidad que tanto extrañaba y que ahora abundaba en mi vida.

No cuestioné los cambios ni me detuve a voltear para mirar ninguna estación pasada, simplemente me dediqué a disfrutar lo que en ese entonces era el ahora, y les aseguro que ha sido de los mejores otoños que he vivido en la vida y sin querer, sin esperarlo, sin siquiera soñarlo, llegó algo que me hizo dejar de  avanzar, me hizo detenerme y encontrarme en el invierno, había vuelto a él, pero esta vez era diferente, me hacía sentir completa, me obligaba a disfrutar de cada faceta de él, de los copos, de la nieve, del viento.

Era el invierno más raro de todos, esta vez era real, sin máscaras, sin calor, frío y puro invierno, pero era maravilloso y yo quedé encantada. Hoy vivo en él y sé que está bien, porque es justo como debería de sentirse, único e inigualable.

La vida y el amor son así, nos encantan, ilusionan y después nos descomponen, entonces tenemos que ser nosotros quienes reacomodemos todas las piezas, pero siempre contamos con la oportunidad de aprender y de crecer para seguir adelante y comenzar a disfrutar de lo que realmente es y, entonces, cuando estemos listos, encontraremos la belleza pura, el amor real, ese que nos envuelve de belleza natural y sentimientos claros.

¡Qué felicidad decir que mis estaciones están en su lugar y que estoy disfrutando de todas y cada una de ellas con la compañía correcta!

¿Y tú? ¿Ya comenzaste a disfrutar tus estaciones?

En Los Calzones de Guadalupe

tenemos buena estrella,

porque podemos soñar y mostrar el alma sin pena

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