¿Eres adulto o mayor de edad?
por Yao Arroyo
Muchas veces me he preguntado si realmente soy un adulto, a menudo me cuestiono también si los otros con los que vivo y convivo son adultos o solo son mayores de edad. Me lo pregunto especialmente cuando soy testigo de algún acto de infamia, ante un hecho de irresponsabilidad, me lo pregunto cuando escucho en las noticias que un conductor alcoholizado ha provocado un accidente en el que ha causado la muerte de otros, cuando atestiguo el maltrato sobre un niño, cuando he presenciado la violencia en la convivencia diaria, el egoísmo en la calle, la falta de respeto a lo humano, a los seres vivos, a la naturaleza. La pregunta asalta continuamente mi conciencia, cuando voy por la calle, cuando me relaciono con mis compañeros de trabajo, cuando llego a casa y convivo con los seres que amo: ¿Somos adultos o sólo somos mayores de edad?
A cada segundo de mi existencia analizo esta doble posibilidad de ser y actuar que poseemos todos aquellos que tenemos más de 18 años de edad. Porque un adulto en estricto sentido no ingeriría alcohol, ni mucho ni poco, y posterior a ello conduciría un auto. Este acto no entraría dentro de la coherencia de las características que definen a un adulto. Sin embargo, si caben en una persona mayor a 18 años.
Desde mi concepción de mundo, ser adulto es más que años de vida, es más que tener una credencial de elector, es más que ser padre, mucho más que tener un matrimonio y ser económicamente autosuficiente. Ser adulto implica en principio ser responsable con uno mismo y con su entorno a cada paso que das, en cada palabra que dices, en tu forma de actuar y dirigirte hacia ti mismo y hacia tu entorno. La responsabilidad es no transgredirte ni transgredir a otros seres humanos, asumir cabalmente las consecuencias de tus actos. Si estos actos, aún generados con responsabilidad, dañan o perjudican de alguna forma a alguien más o a ti mismo, no son actos adultos. Porque ser un adulto en toda la extensión de la palabra es ser ante todo coherente con el concepto de respeto a la persona del otro, con el concepto de cuidado de las necesidades y espacios de los otros seres humanos con los que te relaciones.
Ser un verdadero adulto es ser una persona de confianza, íntegra, es ser honesto, ser transparente, ser también amoroso, dignificar a tu entorno y dignificarte a ti mismo. Llegar a ser adulto implica el aprendizaje de una serie de conductas y características como la responsabilidad, la honestidad, la dignidad humana, la confianza y la transparencia; todo esto en uno mismo y también hacia la sociedad, entendiendo como sociedad al conjunto de la totalidad de los seres vivos que habitan el planeta.
Un adulto piensa antes de actuar, un adulto se diferencia claramente de un adolescente y de un niño porque un adulto es responsable de sus acciones permanentemente, de tal manera que es ejemplo a seguir para el resto de los miembros de la sociedad.
Un adulto se caracteriza porque asume su realidad, resuelve los problemas que se le presentan, y aprende de las consecuencias de sus actos. Un adulto es autosuficiente no solo económicamente, sino también física, moral y psicológicamente. Un adulto es capaz de establecer relaciones interdependientes sin dañar a los demás. Un adulto opina con base en argumentos sustentados, un adulto no critica, no juzga, un adulto conversa, dialoga, negocia, acuerda.
Un adulto en absoluto ejercicio de su madurez cumple con las leyes sociales, con las reglas de convivencia interpersonales, con las necesidades de relación madura de la comunidad a la que pertenece, con las normas de respeto que se requieren. Un adulto es una persona civilizada que actúa invariablemente conforme a la civilidad y siempre de acuerdo con el bien común.
Todos los que tenemos más de 18 años somos indudablemente mayores de edad frente a la ley y frente a la sociedad. Pero definitivamente no todos somos adultos, porque ser adulto requiere un esfuerzo voluntario por crecer psicológicamente en todas las dimensiones de nuestra humanidad, y eso sólo lo hacen unos cuantos. El resto se quedan en una etapa de desarrollo psicológico y emocional que limita el funcionamiento adecuado de la interacción social, el resto no asumen nunca esa responsabilidad y en el camino de su inmadurez pasan por encima de los derechos y a veces hasta la integridad de los demás.
