Qué es el empoderamiento femenino
por Yao Arroyo
El empoderamiento femenino es el camino que recorremos las mujeres para acceder al poder. Tanto para los hombres como para las mujeres el acceso al poder tiene tres resultados principales:
1) Tener la capacidad de actuar
2) Tener la posibilidad de influir sobre los otros
3) Ejercer un liderazgo
Para las mujeres el camino hacia el logro de estas tres metas es generalmente mucho más arduo, puesto que debe iniciar por el reconocimiento en nuestra propia conciencia de que la posibilidad del poder realmente existe para nuestro género.
El camino hacia el empoderamiento femenino, por lo tanto, empieza cuando reconocemos frente al espejo nuestras capacidades, nos afianzamos en ellas y nos atrevemos a demostrarlas frente al mundo. La seguridad en nuestros talentos es garantía de cada logro intelectual, laboral y social. Con cada logro personal avanzaremos un peldaño más en ese difícil trayecto que es el empoderamiento. En nuestra mente están siempre estas tres metas: Actuar, Influir, constituirse en un líder. Sin embargo estas tres capacidades tienen en la mujer connotaciones especiales. El empoderamiento femenino posee características distintas: para las mujeres no se trata de acceder al poder por el poder mismo, es decir, no perseguimos un poder sin adjetivos. Las mujeres que transitamos el camino hacia el poder deseamos actuar para que nuestras acciones mejoren positivamente el entorno en el que nos desenvolvemos, queremos influir sobre los otros para que quienes trabajan y conviven con nosotros desarrollen al máximo sus potenciales, queremos ejercer un liderazgo siempre que éste sea un liderazgo social y solidario, ejercido con sensibilidad y humanismo. Es decir, el poder que las mujeres perseguimos es un poder comprometido, solidario y humano.
Una mujer que alcanza la meta del poder no desea dominar a sus subalternos ni se vale de su posición para reafirmarse en sus privilegios. El empoderamiento en las mujeres representa siempre un compromiso con la comunidad y con los valores que la definen, un compromiso con la armonía y el crecimiento colectivo, puesto que una mujer empoderada es una mujer que se ha conectado con su propia esencia moral y espiritual y desde esa fortaleza interior ha hecho un pacto recíproco con la sociedad para dar lo mejor de sí misma y transformar de este modo su entorno y el mundo.
