Desde que vi al guapísimo Keanu Reeves haciéndola de Neo —por ahí de 2000— y nos dijeron que el déjà vu era un error en la Matrix, me gusta pensar en ello cada vez que experimento uno, porque me ha pasado muchas veces; tengo la sensación de estar viviendo algo que ya me sucedió y sé qué es lo que va a pasar a continuación, aunque estoy segura de que no hay manera de haberlo vivido.

 

El déjà vu, que significa literalmente “ya visto”, es un tema que ha interesado a místicos, científicos, religiosos y a todos en general: ¿por qué sentimos que ya vivimos algo, o que ya conocemos lugares en los que nunca hemos estado?, ¿somos adivinos?, ¿tenemos poderes sobrenaturales?, ¿nos pasa a todos?

 

Se han hecho numerosos estudios, algunos a nivel neurológico y se puede decir que, efectivamente, este fenómeno es un error en nuestro cerebro, un fallo en la computadora central, en nuestra Matrix, pues.

 

Si bien se tenía la creencia de que el déjà vu solo se presentaba en personas con algún daño cerebral —como la epilepsia—, se ha demostrado que no solo está asociado a las auras, o momentos antes de una convulsión, sino que cualquier persona lo puede experimentar, pues se trata de la manera en que el cerebro percibe un escenario y lo asocia con lugares y momentos similares.

 

El profesor Alan Brown, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia, ha hecho estudios sobre este fenómeno y asegura que hay varias explicaciones para que una persona pueda desencadenar un déjà vu. En las personas sanas es una experiencia que se puede vivir algunas veces al año y ser estimulada por factores como el cansancio, el estrés, un ambiente cerrado y viajar constantemente.

 

Si nos ponemos científicos, los estudiosos del déjà vu, como el profesor Brown, han localizado este error de la Matrix en el hipocampo, una estructura cerebral que se encuentra en la parte interna del lóbulo temporal y tiene una función importante en la memoria y el manejo del espacio, por lo que se cree que la forma en que el hipocampo ordena los recuerdos y después los trae de regreso, según su parecido o familiaridad, es una causa probable del déjà vu.

 

En palabras más comunes, nuestro almacenamiento de la memoria sufre un retraso cuando percibimos los estímulos —un objeto, un lugar, una persona, una conversación— y esto nos da la sensación de que ya lo hemos visto.

 

Por otro lado, los investigadores Cleary, Ryals y Nomi, del Departamento de Psicología de la Universidad de Colorado, dan otra explicación: señalan que nuestro cerebro no tiene mucha facilidad para recordar la configuración de los objetos y cuando nos enfrentamos a los que nos resultan desconocidos —y están acomodados de modo similar a uno que ya hemos visto— tenemos una sensación de familiaridad, aunque no haya un recuerdo específico del lugar o situación.

 

El déjà vu, entonces, es una manifestación de nuestra memoria que nos señala que estamos en una situación familiar; sin embargo, aunque nos da la sensación de ya haber visto o vivido el presente, el déjà vu no es premonitorio; es decir, no nos da la capacidad de predecir lo que va a pasar, aunque sí nos da la sensación de que lo sabemos.

 

Sea cual sea la causa, el déjà vu es un fenómeno que nos fascina porque casi todos lo hemos experimentado y la sensación de haber visto o vivido algo es inquietante, así que, como bien le pasó a Neo con el gato negro, los errores en la Matrix existen y son reales, aunque lo que experimentamos a partir de ellos no.