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El Diablo

FUENTE: Pinterest

Por NORMA VELAZCO     

Mayo 08 2018

El Diablo es el personaje más estigmatizado del tarot. Todo mundo teme al Diablo desde tiempos ancestrales. Este personaje es todo lo opuesto al amor, a la bondad y por supuesto a Dios. Y en la antigüedad cualquier cosa que hiciera la menor referencia al “maligno”, era inmediatamente repudiada y considerada prohibida. En virtud de este personaje terrorífico cientos de mujeres fueron acusadas de “brujas” por considerar que tenían tratos con él, quien les proporcionaba sus poderes a cambio de quedar totalmente a su servicio. Todas estas mujeres, a causa de la creencia de sus tratos con El Diablo fueron perseguidas y enviadas sin miramientos a la hoguera. Aún en nuestra época El Diablo, Lucifer, Belcebú o como se guste llamarlo, es un símbolo que inspira respeto, siempre relacionado con lo oculto y lo perverso.

En el Tarot de Marsella, el tarot más antiguo, la figura arquetípica de El Diablo es representada como un horrendo y gigante monstruo contrahecho con rostro de chivo, largos cuernos enroscados, patas de maco cabrío y en el pecho, simulando un pectoral, un par de senos metálicos que hablan de la ambigüedad sexual de este fantasmagórico personaje. Un hombre y una mujer desnudos posan a cada lado de esta presencia demoniaca, atados a sus patas por un lazo. La mirada extraviada de estos seres habla de una voluntad perdida y al servicio de “El Maligno”. El significado de esta simbología habla de que los seres humanos están unidos sin remedio a su lado oscuro, a sus vicios, a sus debilidades, mientras continúen carentes de conciencia y obedientes a los designios de sus impulsos, impelidos por sus pecados y pasiones más bajas.

Conforme la civilización fue desarrollándose, la idea de El Demonio y sus efectos sobre los seres humanos se fue transformando. También cambió la manera de representarlo. Dejó de ser aquel monstruo temible y hermafrodita, dueño absoluto de nuestras voluntades. En la pintura “Satán exultante sobre Eva” William Blake representa a este personaje como un hombre estilizado con amplias alas de murciélago que intenta seducir a una durmiente Eva. Aún en los distintos tarots las representaciones de El Diablo varían. En El Tarot de Alister Crowley “El Espejo del Alma”, esta carta del tarot no posee ningún ser antropomórfico o animalístico, sino un enorme pene atravesando un disco que representa a la vagina. Todos estos cambios en las representaciones de El Diablo están asociados a la transformación de la idea que la humanidad ha sufrido acerca del mal. Cada vez nos hemos hecho más conscientes de que no existe allá afuera un ser diabólico que realice toda clase de atrocidades y nos inflinja daño de maneras indecibles. Somos nosotros mismos los responsables de nuestros actos y nuestros errores, y los únicos causantes de la calamidad imperante en el planeta. El Diablo ha perdido sus infinitos poderes, es ahora solo un símbolo de nuestra propia parte oscura, aquella que nos impele a los actos más vergonzosos.

Por lo anterior, no hay que temer si en una tirada de Tarot nos aparece la terrible carta del Diablo, porque lo único que este personaje mitológico quiere advertirnos es que volteemos a ver nuestros propios actos y hagamos un balance de nuestras conductas buenas y malas. Cualquier vicio que haya hecho presa de nosotros, cualquier pasión malsana que impulse sin remedio nuestros actos, solo desaparecerán cuando hagamos conciencia y modifiquemos nuestra conducta. En el Tarot el diablo puede incluso considerarse un buen amigo que nos susurra al oído para rectificar nuestro camino. El mal reside en nosotros y así mismo su solución así que, los temores arcaicos acerca de la existencia de un ser maligno solo están ahí para mentirnos a nosotros mismos y hacer responsables a otros de nuestros propios errores.

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