Me detuve a pensar hace algunas noches en el tema de declamación del año pasado y llegué a la maravillosa conclusión de que cometimos una completa tontería, como es que pudimos darnos el lujo de hablar de violencia, ¿con qué derecho hablamos de la no discriminación? Y sé que muchos se preguntaran por qué lo digo.

​

Bien sabemos que nuestro México lleva años siendo un país machista, y que a lo largo de la historia hemos intentando, de una y mil formas, convencerlo de que las mujeres tenemos derechos y que merecemos más, y nos hacemos las fuertes, invencibles e independientes. A lo largo del tiempo ha surtido efecto, pues ahora vivimos en un México revolucionado, donde el feminismo es canasta básica y no digo que esté mal, está más que claro que era necesario y urgente pintar nuestra hermosa nación de color rosa. Gracias a esto hemos hablado durante años de equidad e igualdad de género, pero ¿realmente somos equitativos e igualitarios?

​

Imaginemos que estamos en una oficina, tenemos a un hombre y a una mujer y ambos desempeñan la misma labor, el jefe dice que tenemos que ser imparciales ante el género, entonces a ambos trabajadores, sin importar su sexo, les paga la misma cantidad de dinero quincenalmente, la mujer trabaja en computadora y el hombre en una máquina de escribir, la pregunta aquí es: ¿Realmente puede el jefe decir que trata a sus empleados por igual?, por supuesto que no, todo sería en verdad justo si ambos trabajadores, hicieran sus labores en una computadora, con la misma carga laboral y por el mismo salario.

​

Somos tan ignorantes que nos conformamos con tan poco pensando que vamos avanzando, es real que aún nos falta mucho por aprender.

Se supone que estamos en contra de la violencia de género, pero todo el mundo se refiere a que es injusto que las mujeres no podemos salir con completa libertad a la calle, y aunque es real, no todo es culpa de lo hombres, las mujeres también tenemos mucha culpa, por ejemplo, fue muy sonado el caso de la chica que fue asesinada por un conductor de Cabify y la defendimos diciendo que ella tiene derecho a ir segura en el transporte público sin importar su estado y a eso le llamamos “ir en contra de la violencia hacia la mujer”, pero creo que estamos convirtiendo a la mujer en algo que no es, es real que somos indefensas, pero también es cierto que no somos estúpidas, estamos pretextando la irresponsabilidad. Yo lo veo así, verdadero es que todos los conductores de transporte público tienen la responsabilidad de llevar a sus pasajeros sanos y salvos a su destino, pero también es cierto que no podemos escudarnos en un par de senos y una vagina para cometer una irresponsabilidad, si sabemos cómo están las cosas, no podemos darnos el lujo de salir a altas horas de la noche de un lugar y con los cinco sentidos completamente perdidos.

​

Todos nos sentimos con el derecho de gritar que estamos en contra de la violencia hacia la mujer, pero ¿qué pasa cuando a los hombres se les violenta psicológicamente? ¿quién dice algo? ¿quién hace algo? ¡NADIE! ¿por qué?, ah ya sé, porque los hombres no lloran.

​

Los hombres también merecen ser defendidos, ellos también sienten, nadie dice nada, todos nos quedamos callados porque creemos que el hombre es el sexo fuerte, pero nos olvidamos de que también es humano, de que todos somos humanos y todos merecemos ser tratados con respeto y ser valorados sin importar el sexo o la personalidad, todos merecemos un día, no sólo las mujeres somos especiales, ¿y si celebramos el día internacional de la humanidad?

Mi México es bellísimo, pero creo que sería más hermoso si dejara atrás el machismo y el feminismo y por fin se convirtiera en un país equitativo e igualitario.