¿Dónde se liga hoy? Esa es una pregunta que me hago desde hace tiempo y, por favor, no me digan que en Tinder, porque entonces me doy un tiro. No creo en las aplicaciones para encontrar pareja, no confío en ellas, soy paranoica y más en estos tiempos.

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En mis años de juventud se ligaba en el antro, pero ¿¡qué creen?!, nunca fui, no me gustaban. Hoy me imagino que siguen siendo fuente de ligues, como los bares, pero a quién voy a ir a ligar en un bar, cuando tengo casi cuarenta y a esos sitios van puros veinteañeros.

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Desde hace un tiempo que ando soltera y tiene más de un año que no salgo con nadie, en parte porque no tengo ganas y en parte porque no conozco a alguien que me despierte interés, por eso quiero saber dónde se liga; ¿dónde una mujer cerca del cuarto piso puede encontrar a hombres dispuestos y disponibles?, porque a esta edad —créanme— lo que menos buscamos las mujeres es complicarnos la vida.

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Más bien lo que queremos es honestidad —tampoco necesitamos que nos bajen el sol, la luna y las estrellas—, nos basta con que sean sinceros y desde el principio quede claro qué ofrecen y a lo que están dispuestos, ya una decide si le entra o no.

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El punto es encontrar al hombre que nos atraiga, de quien nos guste su manera de ser, que nos ofrezca lo que buscamos o, por lo menos, que tenga la intención de ofrecerlo, pero sobre todo que nos parezca lo suficientemente interesante como para verlo varias veces.

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Por eso insisto ¿dónde se liga?, ya sé que no estoy buscando a cualquier hombre, sino uno inteligente que no tenga miedo al compromiso, pero no en el sentido legal o formal, sino que esté dispuesto a compartir el tiempo, la cama, la risa, la palabra, los besos, y también el llanto. Que no se asuste con los sentimientos, que no se apanique frente a una mujer que le desnude el alma, que no se espante si se topa con una chica inteligente, que no tenga miedo de decir lo que siente. Seguro que especímenes así no se encuentran en Tinder, ¿o sí?

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Está difícil, ¿verdad? Tal vez es que con la edad una se pone más exigente, pero tampoco estoy pidiendo tanto, solo un hombre inteligente, disponible y dispuesto… ¡Ah!, y eso sí, que me guste, sino qué chiste, no es mucho, ¿o sí?

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La verdad es que a estas alturas de la vida importa más la esencia que la forma, no quiero un modelo de Calvin Klein —de esos que se ven rebonitos en sus boxers—, quiero un hombre adulto joven —no un chavito—, un tipo que me sea lo suficientemente atractivo, que tenga sentido del humor (negro) y, sobre todo, que me caiga bien, porque no solamente vamos a entrarle a la alineación y el balanceo, en algún momento tendremos que platicar, filosofar o simplemente quejarnos de nuestras vidas laborales aburridas.

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Así que regreso una vez más a la pregunta: ¿dónde se liga hoy?, ¿dónde puedo encontrar ese espécimen que anhelo?, ¿dónde lo busco?, porque ya apliqué eso de que “si no lo buscas, llega”, pero ¡no ha llegado!, y no es que me desespere o sienta que se me va el tren —porque yo creo que se me fue hace mucho—, sino que a veces se necesita el abracito, el apapacho, el beso, la compañía, tampoco soy de piedra pues.