top of page

Después del Divorcio

FUENTE: Getty Images

Por GEORGINA ALANIS  


Nadie me dijo cómo me iba a sentir después de divorciarme. Nada me preparó para sobrellevar lo que estoy sintiendo ahora, ni siquiera la psicoterapia. Hace seis meses que Arturo y yo firmamos los papeles del divorcio, pero en realidad nos separamos desde hace casi un año.

Al principio traté de ser fuerte y práctica, de seguir adelante con mi vida y mi trabajo como si nada hubiera pasado, pensando que con fortaleza de carácter y disciplina podría superarlo rápidamente, después de todo sólo se trataba de un divorcio, una falta de entendimiento entre dos personas y nada más, demasiado vulgar para quitarle el sueño a nadie.

No duró mucho esa intención de fortaleza autoimpuesta, muy pronto se hizo evidente que yo no tenía esa clase de fuerza de voluntad.

 

Empecé a sentir mucha rabia y coraje, especialmente contra Arturo, lo culpaba de todo lo que había pasado, recordaba con detalle cada una de sus faltas, de las razones que me habían orillado a la separación. La mayor parte del tiempo pensaba en cómo y cuánto lo detestaba, en el resentimiento que tenía hacia él por haber tirado al bote de la basura 7 años de mi vida. Lo odiaba cuando me levantaba, mientras me bañaba, a la hora del desayuno, de la comida y de la cena. Deseaba que estuviera sufriendo mucho, en una medida que lo destruyera tanto como a mí me estaba destruyendo el divorcio.

Era tanta la energía emocional que gastaba en odiarlo que no me quedaban fuerzas para nada más. Eso duró algunos meses, descubrí que mi cuerpo no tenía reservas para odiar tanto. Después de tres o cuatro meses la rabia se fue desvaneciendo y lo que quedó en su lugar fue un vacío gigantesco, una tristeza que no podría describir.

 

Nadie me dijo que me iba a sentir así, como si fuera una fracasada. Nadie me advirtió que me levantaría todos los días de la cama sintiéndome culpable por la angustia que están sintiendo mis hijos, por lo desorientados que se ven. Nada me previno sobre esta sensación de desasosiego constante, este sentimiento de vergüenza y de pérdida.

A veces siento que voy en picada hacia un precipicio. No solo es la tristeza lo que me invade, también tengo miedo.  Ya no estoy segura de nada, no confío en mis percepciones ni en mis juicios. Hay días que tengo todas las sensaciones juntas, rabia, miedo, tristeza, entusiasmo, y después nostalgia por lo que perdimos y otra vez rabia

Mi psicoterapeuta dice que todo eso que estoy sintiendo es normal, que son las etapas emocionales de una pérdida, dice que todo va a pasar en algún momento y que voy a superar cada uno de esos sentimientos. Mi hermana, que se divorció hace cuatro años, me dice también que me voy a recuperar por más que ahora me parezca imposible,  y que cuando la herida del divorcio sane voy a ver todo de otra forma. Yo cuento los días para que eso suceda, para que cada una de las etapas de las que habla la doctora pasen, se apoderen de mí lo más rápidamente posible y me abandonen inmediatamente sin dejar rastro.

Hay días que pienso que nunca voy a superar este divorcio, que voy a sentir esta tristeza por lo que me reste de vida, esta maldita culpa con la que de noche me quedo dormida y con la que me despierto cada mañana desde hace no sé cuánto tiempo.  

Antes de divorciarme de Arturo, creía que todo mi pesar terminaría el día en que firmáramos los papeles, cuando por fin cerráramos este capítulo de nuestras vidas dejando por escrito la constancia de que ya no queríamos vernos ni en pintura. Pero estaba en un gran error y nadie me lo había dicho. Firmar los papeles del divorcio es apenas el principio de un camino largo. Transitar ese camino duele muchísimo, y hay días que parece infinito.

Suscríbete a nuestra Revista Digital

     Y recibe nuestro Newsletter gratis cada semana

Lo tienes que leer

Fiel a Victoria´s Secret

Me convertí en fan de Victoria´s Secret cuando supe la historia de su fundador

POR ALEJANDRA TANO

Si te gusta

¡Danos Like!

Suscríbete a nuestra Revista Digital

     Y recibe nuestro Newsletter gratis cada semana

bottom of page