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Desde dónde elegimos a la pareja

 

 

                                                                         

por Lourdes Alonso

Mi andar por la psicoterapia, y de manera más específica por el análisis de la relación de pareja, inició a partir del deseo de que ese aspecto de mi vida funcionara lo mejor posible. El abordaje lo hice desde distintas perspectivas: desde la clínica, hasta algunas menos formales como la familiar o la que se desprende de las conversaciones con amigas. Finalmente, llegué a la reflexión sistémico-transpersonal y fue esta la que me permitió tener una visión más clara.

Me explico: cuando estamos acostumbradas a dar todo lo que está a nuestro alcance por nuestra pareja, es probable que la mayoría de las veces nos sintamos defraudadas al darnos cuenta de que su respuesta no se compara con lo que esperaríamos. Por supuesto que afloran sentimientos de enojo, frustración, tristeza, e incluso decepción. Y es en ese momento cuando nos preguntamos: “¿Por qué no estamos en la misma sintonía?” La cosa es simple: la responsabilidad de satisfacer nuestras expectativas recae en nosotras mismas, no en quienes tengamos al lado.

Es duro escuchar lo que les acabo de decir, lo sé. Quienes nos manejamos en esa dinámica de dar para recibir algo a cambio solemos decir: “Le di los mejores años de mi vida…” “Hice todo lo que pude para que nuestra relación funcionara…” “¿¡Cómo pudo tratarme así!?, si siempre estuve ahí cuando me necesitó…” “Lo ayudé cada vez que me lo pidió, es un malagradecido (o malagradecida, claro)…” “Y ahora, ¿qué hago con tanto amor…?” ¿Alguna de esas frases les parece familiar?

Ojo: no se trata de que amemos o demos todo en nuestras relaciones sin esperar nunca nada, de lo que se trata es de aprender a dar desde un yo consciente, ese que no exige como niño berrinchudo a un papá o a una mamá que le retribuya atención o afecto. Menciono esto porque no debemos perder de vista que elegimos a nuestros compañeros y compañeras de acuerdo con nuestras historias de vida, con nuestras dinámicas familiares no resueltas, con lo que nos faltó y añoramos tener.

 

Si tenemos eso presente, nos evitaremos el disgusto cuando no nos contesten el teléfono o no nos lleguen con el oso de peluche y las flores o se hayan olvidado de alguna fecha que para nosotras es especial o porque le pusieron contraseña al celular, etcétera, etcétera.

El amor es importante, sí. Pero ¿saben desde dónde elegimos a nuestra pareja? Desde nuestras carencias, desde la esperanza de que no nos suceda lo mismo que a papá o a mamá y de que nosotros seamos capaces de ser diferentes; sin embargo, continuamos dejando en las manos de un tercero una responsabilidad que solo nos corresponde a nosotras.

Nuestras parejas son nuestros espejos, nos reflejan nuestra historia, nos revelan la dinámica en la que ha funcionado y funciona nuestro sistema familiar. En realidad, nos ponen enfrente los temas que debemos trabajar en nosotras mismas. Tomar conciencia de eso es lo que realmente nos permitirá vivir de manera diferente, con expectativas propias, asumiendo el compromiso de lo que queremos y nos toca hacer —de manera personal— para que nuestra relación sea satisfactoria. Ese es el camino que conduce al amor adulto, al que no es autoritario, al que encuentra un justo equilibrio entre dar y recibir con igualdad. Quien esté dispuesto o dispuesta a acompañarnos en esos términos será una buena pareja.

Los Calzones de Guadalupe Staff

Aquí hablamos de lo que importa decir, que es generalmente lo que nadie quiere escuchar

Tags   pareja, relaciones, psicología de pareja

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