Depresión y Millennials

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Por YADIRA REYES hace una hora
Ana tiene 27 años, es publicista graduada y tiene un MBA por una de las mejores universidades del país. Desde el 2015 trabaja para un corporativo trasnacional dedicado a la publicidad, es desarrolladora en la división de marketing digital. Al principio, conseguir el puesto entre 14 solicitantes significó un orgullo enorme y un desafío para su incipiente carrera, se sentía segura de sí misma, de sus metas y sus potenciales. Pero unos meses después, la sobrecarga extrema de trabajo, algunos fracasos en los proyectos a su cargo y los altibajos sentimentales que empezó a experimentar en su relación de pareja, comenzaron a hacerla sentir tremendamente insegura de las decisiones que estaba tomando en la vida. La mayor parte del tiempo se sentía ansiosa, exhausta, desesperada e incluso un poco incompetente desde el punto de vista profesional.

De noche le costaba conciliar el sueño, podía pasar tres o cuatro horas checando Facebook antes de conseguir dormir un poco. Mientras lo hacía se repetía a sí misma: “No estoy haciendo lo suficiente”. La frase le cruzaba por la cabeza todo el tiempo, especialmente durante las horas de insomnio, “Mis amigas de la Universidad ya llegaron más lejos que yo en sus carreras, algunas incluso ya están pensando en casarse y formar una familia”. Revisaba una y otra vez las fotos en Facebook e Instagram, la mayoría de sus conocidas y amigas se veían exitosas y felices en sus respectivas vidas. ¿Y ella qué estaba haciendo con la suya? ¿Hacia dónde la estaban llevando sus elecciones? A veces incluso se sentía una auténtica fracasada, especialmente los días en que el cansancio y la frustración la hacían discutir por tonterías con Diego, su novio desde tiempos de la maestría. Se dio cuenta de que estaba en medio de un largo episodio de depresión mayor el día en que una pequeña llamada de atención de su jefe la hizo encerrarse en el baño de la oficina durante dos horas, para llorar inconsolablemente, primero contenida y después sin control y a moco tendido en lo que parecía un auténtico ataque de desolación. Ese día decidió que era hora de buscar ayuda profesional.

Una de cada cinco personas entre los 18 y los 35 años de edad tienen algún grado de depresión. Las estadísticas rebasan los límites geográficos y las razas. Estamos hablando de un fenómeno de salud que afecta a una generación de manera global. Hablamos de la depresión en la generación de los milenials. Este fenómeno de salud afecta de forma más aguda que nunca antes a toda una generación, pero se refleja especialmente en las mujeres. Las mujeres milenials tienen 50% más probabilidades de padecer depresión que los hombres de este mismo rango de edad. Estos números son ya ampliamente conocidos en los ámbitos de la salud pública y los círculos académicos en materia de psiquiatría y psicoterapia. La pregunta es ¿Porqué se han incrementado tanto las tasas de depresión y transtornos del ánimo entre las mujeres milenials?


Tradicionalmente la depresión es un problema de salud mental que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres. Diversos autores han atribuido este hecho a causas relacionadas con las fluctuaciones hormonales características en las mujeres, la imposición de roles de género y el perfil altamente emocional propio del sexo femenino. Sin embargo la nueva generación de mujeres milenials muestra un incremento desproporcionado en la presentación clínica y subclínica de esta patología y la explicación a estas estadísticas va más allá de respuestas simplistas. Según la escritora y psicoterapeuta Katherine Shafler consultante en la ciudad de Nueva York y articulista permanente de Psychotherapist NYC, las mujeres milenials están desarrollando síntomas depresivos de presentación más temprana y aguda que sus antecesoras de la Generación X,

Esto se debe principalmente a los siguientes factores:
1 La presión psicológica y social que ejercen las redes sociales virtuales
Si algo caracteriza a la generación de los milenials es precisamente el acceso permanente y desde la infancia precoz a las tecnologías digitales y las redes sociales virtuales. Hombres y mujeres de esta generación han crecido prácticamente atados a un dispositivo electrónico que los comunica 24/7 con el mundo en todos los niveles posibles. Aunque las ventajas de esta digitalización son innegables, sus enormes consecuencias negativas han definido en forma importante a los miembros de la generación milenial. Una de estas desventajas es la terrible influencia psicológica que ejercen las redes sociales sobre la autoestima. Tener contacto permanente con el acontecer de las vidas de un extenso conglomerado social como el que hace posible Facebook, Instagram o Snapchat, crea de manera inconsciente una tendencia a la comparación con la vida propia que la mayor parte de las veces daña la autoestima de los usuarios y crea sentimientos de fracaso. La tendencia a comparar nuestras vidas y nuestro logros con los de otros ha existido siempre, sin embargo el uso indiscriminado de las redes sociales que hacen los jóvenes milenials agudiza la exposición a la información y la comparación autodestructiva, para la cual no siempre se está psicológicamente preparado a esta corta edad.

2 La expectativa familiar y social de alcanzar logros académicos y profesionales relevantes
Las mujeres milenials están expuestas a una presión familiar y social de alcances desproporcionados, como ninguna otra generación en la historia de nuestro género.
Puesto que han sido educadas en la convicción de la igualdad de oportunidades y la absoluta libertad de elección, la familia y la sociedad espera de ellas una sola retribución: que utilicen todos sus potenciales y alcancen grandes logros académicos y profesionales. En efecto, es un secreto a voces que la sociedad global del siglo XXI espera de las mujeres milenial que demuestren al mundo que ser mujer no es un impedimento para destacar en cualquier ámbito y estar a la altura de los logros de los hombres en cualquier profesión. Nuestro siglo es el siglo del empoderamiento femenino, ya no hay distinciones de género, como sociedad hemos puesto sobre los hombros de las mujeres milenial la pesada responsabilidad de demostrar el potencial femenino y llegar a la cima en cualquier empresa, sea social, política, deportiva, económica, etc. El resultado de ello es una generación de mujeres agobiadas por la exigencia social y terriblemente ansiosas e insatisfechas con sus logros.


3 Las altas exigencias laborales de nuestro mundo
Puesto que la mujer ha reivindicado su derecho a ocupar un lugar en el ámbito laboral, las exigencias que este universo altamente competitivo impone, se suman ahora a las que históricamente la mujer ha tenido que sobrellevar. Además vivimos un tiempo de desempleo, de bajo crecimiento económico y sostenida recesión. Las exigencias laborales en un mundo empresarial marcado por este perfil económico adverso se han elevado a una potencia sin precedentes. Tenemos un mercado laboral mucho más competido y un ambiente altamente demandante para el empleado, sea éste del rango que sea. Las mujeres milenial tienen que enfrentar regularmente demandas excesivas de trabajo si pretenden conservar su empleo. Esto las somete a una presión psicológica extra que se suma al resto de inconvenientes a los que su autoestima debe sobreponerse.
4 La expectativa social de conjuntar éxito profesional, social y familiar:
La premisa por excelencia de la mujer milenial, tempranamente asimilada de su madre durante la infancia, es la de “Tienes que poder con todo”. No sólo tener una carrera exitosa profesionalmente, sino también consolidar una relación de pareja y ser la madre perfecta. Dejar atrás los errores y las carencias de actitud de las generaciones de mujeres que las precedieron, ser una mujer completa y perfecta. Tal es la consigna social y familiar para las mujeres milenial. ¿Es justo poner el peso de esa realización plena sobre las mujeres de este siglo? ¿Dejarles esa responsabilidad a ellas solas? ¿El prototipo de mujer que puede con todo y puede tenerlo todo es realmente posible? Hay muchas preguntas en el aire cuando hablamos de este tema. Lo cierto es que el peso de esa enorme responsabilidad ya empieza a manifestar sus efectos en las altas tasas de depresión de las milenials.


5 La presión social por tener una apariencia perfecta: “Ser femenina en la apariencia y masculina en la actitud”.
A las mujeres se les ha exigido siempre que cuiden de su apariencia y sean agradables a la vista. Los estándares de nuestro siglo, sin embargo, se han incrementado sustancialmente. Mujeres como Angelina Jolie, Jennifer Lawrence, Scarlett Johanson, por nombrar a algunas, se han vuelto paradigmas de la apariencia e ideales de belleza a igualar para la mayoría de las mujeres de la generación milenial. Pero alcanzar esos estándares de belleza tan difundidos en los medios implica el elevado costo de la anorexia, la bulimia o la vigorexia, además de otras adicciones y trastornos psicológicos a los que las mujeres milenials se ven expuestas desde tempranas edades en su búsqueda por satisfacer las exigencias de aceptación social.

6 El fracaso en las relaciones de pareja
Una de las principales causas de depresión en las mujeres milenials es elevado índice de fracaso en las relaciones sentimentales que desde muy jóvenes enfrentan. Las relaciones interpersonales en esta generación se han vuelto, más que en ningún otro tiempo, una fuente de gran frustración e inestabilidad emocional. La necesidad de cumplir con el resto de las expectativas sociales, reduce sensiblemente el tiempo de que disponen las mujeres milenial para cultivar sus relaciones de pareja de forma adecuada. Además, hombres y mujeres de esta generación han sido formados en los valores de la sociedad consumista: el individualismo, la egolatría y el culto al placer propio. Es por este hecho que hoy más que en cualquier otra época, resulta una experiencia dolorosa relacionarse de forma auténtica y satisfactoria con una pareja.
Son claras las razones por las cuales las tasas de depresión y trastornos del estado de ánimo se han incrementado para las mujeres milenial. Saber que es una fenómeno generacional puede traer un cierto alivio a la conciencia, pero actuar de forma asertiva para detectar los síntomas y buscar ayuda profesional para resolverlos debe ser tu prioridad si eres una mujer milenial y te identificaste de alguna forma con alguno de estos factores predisponentes.