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​Dependencias

FUENTE:  Pinterest                                

Por Eréndira Svetlana 

JUNIO 19 2018

Amarte es una adicción

Ya no digamos una convencional adicción como el alcohol o la nicotina

Tampoco una simpática como la mariguana

Ni una criminal, aunque plausible como la coca, el éxtasis, las anfetaminas

Mucho menos una coyuntural como el xanat, el tafil, el diazepam o el prozac

 

Estamos hablando de algo superior, como lo postmoderno (¿existe algo postmoderno?),

lo postsecular, lo postmilenario o simplemente lo postcool

Amarte es una adicción de índole transcultural, neoliberal, globalizada y eventualmente transgénero y transnúmero (si eso es posible)

 

Digamos, una respetable adicción de nuevo siglo

A la manera de los renovados fanatismos religiosos

la incuestionable ética de la invasión a Irak

la indiferencia frente al calentamiento global

o la brutalidad de la represión globalifóbica

 

Aunque es una adicción freudiana con todas las de la ley

Es a la vez bestial y sanguinaria como película de Mel Gibson

Y no por reprimida menos violenta que un videojuego para niños

 

Como cualquier dependencia es, desde luego incurable

Y los incuantificables destrozos que minuto a minuto perpetra en mi subconsciente

son sólo comparables al número de damnificados que desde el 85 se suman a las listas de ignorados

 

Sus mórbidos efectos sobre la personalidad, como los de cualquier adicción,

se mitigan ocasionalmente

con pequeñas dosis de consumismo embrutecedor,

de ese que se suele practicar en los grandes supermercados

frente a enormes estanterías repletas de artículos de última necesidad

o simplemente frente a la anuladora pantalla de televisión cualquier fin de semana

control en mano, inestimable suscripción al servicio de televisión por cable

puntualmente pagado

 

Pero no me juzgues mal por ello

He tratado de ponerle otros remedios igualmente postmodernos

En ese intento me volví corredora de maratones, maestra de spinning,

boxeadora profesional y hasta aspirante a entrar a la casa de Big Brother

incluso me introduje en los oscuros avatares de la anorexia, la vigorexia y otras “exias” no menos obsesivas, pero igualmente delirantes

 

Pese a todo, sigo siendo adicta a amarte  

Y esta enfermedad me ha llevado a traspasar las fronteras de la racionalidad

Convirtiéndome en una ilegal inmigrante dentro de mi propia mente

Azotada por la discriminación y el rechazo de mis prejuicios ancestrales

De la misma forma en que se azota y se apalea con saña allende el río Bravo

a cualquier beanner mexicano

Nada es útil, mi adicción es incurable

Pasan los días y  sigo amándote

Miserable veneno

¿cuándo vas a decidirte a abandonarme?

 

Si no piensas hacerlo

No seas fresa

 súbeme la dosis

o al menos dame chance de traficarte.

En Los Calzones de Guadalupe

tenemos buena estrella,

porque podemos soñar y mostrar el alma sin pena

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