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Decisiones de peso

 

 

                                                                         

por Martha Campos

Hay un millón de razones para ponerse a hacer ejercicio: bajar de peso, estar en forma, para tener salud, para mejorar la calidad de vida, para conocer gente nueva, para sentirte bien frente al espejo y no sentirte piojo junto a las delgadas.

Para mí la razón fue simple, quería aprender a amarme a mí misma, quería arraigarme a este mundo y sentir que pertenezco así como soy, con todos los kilos de mi cuerpo, los que me sobran y los que no, con todas mis curvas y mis dimensiones, que no son para nada las del estándar de belleza femenina. 

Yo soy así, me digo frente al espejo, soy llenita tirándole a gorda, no quiero que nadie me imponga su maldito estándar de corrección y de belleza, no quiero sentirme mal por haber nacido "imperfecta".

Las gorditas también tenemos derecho a gozar de nuestros cuerpos, a ejercitarlos vestidas con ropa deportiva de moda, aunque no esté hecha para nosotras, aunque la tendencia dicte que sólo las más delgadas llenen los gimnasios y luzcan sus cuerpazos atléticos montadas en los aparatos.

¿Quién dice que las gorditas no podemos también sudar en mallas y tops de Nike?

¿Quién manda que el ejercicio sólo tenga que ver con estar "fit" y tener unos abdominales a prueba de tacos y de pastel?

Para mí hacer ejercicio va mucho más allá de todo eso, aunque, debo confesarlo, jamás he perdido ni un gramo, pero me importa un bledo, no por eso dejo de hacerlo.

Me pongo mis mallas de licra, el top más sensual que tengo y mis tenis Puma nuevos. A veces hasta me voy perfumada al gimnasio.

Y no me avergüenza decirlo, llevo años practicando ejercicio y sigo pesando lo mismo que en un principio. Pero me gusta lo que el ejercicio me hace sentir y por eso sigo, me gusta la firmeza de mi cuerpo aunque sea robusto, lo sexy de mi piel cuando sudo, la seguridad que adquieren mis brazos y mi espalda con cada sesión de pesas. 

Me siento más poderosa que cualquiera de esas chicas demacradas y ojerosas que se arrastran como fantasmas entre las caminadoras y las elípticas. La confianza que me da este cuerpo pesado con sus muchos kilos es algo que me fascina, me he vuelto adicta a la potencia invencible de mis biceps y mis piernas.

En los medios digitales le llaman a mi filosofía "la positividad del cuerpo".

Yo le llamo quererse a sí mismo, aceptarse con gozo en todas las dimensiones del cuerpo con el que hemos nacido, sus excesos, sus carencias, sus primorosos defectos, sentir el mundo sin miedo.

 

Todos los días tomo esta decisión de peso, quererme a mí misma, disfrutar mi cuerpo como es,  hacer ejercicio para sentirme viva, sentir que pertenezco a este mundo así como soy, inmensa, gozosa, desafiante y atrevida.

Los Calzones de Guadalupe Staff

Aquí hablamos de lo que importa decir, que es generalmente lo que nadie quiere escuchar

Tags   ejercicio, training, sobrepeso, positividad del cuerpo

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