De donde yo vengo es un lugar que a muchos podría parecerles una utopía, por muchas razones, pero la más relevante es que el lugar de donde yo vengo sólo difiere del resto de una sola característica: los hijos y los valores universales son parte intrínseca del alma, de la naturaleza humana...debo destacar de “nuestra naturaleza humana”

Del lugar de donde yo emergí no fue el paraíso ni el infierno, ni ningún antagónico típico, bien y mal, locura y cordura, amor y desamor, soledad y compañía, etc...

 

Emergí de un lugar como cualquiera pero (destaco y profundizaré en este "pero") repleto de empeño, ganas, ilusión, conocimiento e irrestricta práctica de confianza, de insertar amor a la vida, a la humanidad, a los valores, a confiar que es posible el nuevo mundo en cada acto que se ejecuta en la vida en pro de estos valores, en cada pensamiento, en cada decisión y disertación, en cada palabra dicha y en las omitidas, en cada expresión de las emociones y en todo acto de control de las mismas.

 

Yo vengo de un lugar donde los colores son infinitos y elegidos con base en lo que sienten en armonía mente y corazón, donde siempre hubo y hay dos guías insustituibles (mis padres) y ellos van mas allá de todo canon, guían desde su humanidad no así desde un rótulo de "autoridad", guían desde su individualidad imperfecta pero invadida de amor, de unidad sui generis, de unidad con miles de defectos y sobre todo de virtudes únicas, irrepetibles e inexistentes en el resto de la humanidad...