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Nunca está de más
por Guadalupe Cerezo
Once sur y Circuito. Semáforo, luz roja. En la fila, la mujer del auto verde se encuentra detrás de siete vehículos; calcula que llegará a la esquina en el próximo cambio.
El día empezó mal, discutió con el esposo, va retrasada, está disgustada con sus hermanos y apenas empiezan los retos cotidianos. Se sentirá aliviada si a unos metros encuentra lo que busca.
Cuando la señal ya es de “siga”, casi no acelera; conduce con lentitud para que le toque el alto de nuevo en el crucero. Al llegar, exclama:
–¡Ahí está!
Una anciana se acerca a la ventanilla y musita:
–En el nombre del padre…
Ella sonríe, suspira y continúa su camino.
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