Siempre me he dedicado a escribir cosas de opinión personal, pero hoy he decidido contarles algo que me nace del corazón, una experiencia que llevaré siempre en el alma.

 

En el transcurso de mi corta vida me ha tocado la amarga experiencia de decepcionarme por algunas amistades. No contaré lo ocurrido con cada una de ellas porque no les guardo ningún resentimiento, odio o rencor; al contrario, si ustedes están leyendo esto, sepan que los quiero por los buenos momentos y siempre contarán conmigo.

 

Sin embargo, las malas vivencias me han llevado a ser desconfiada con las amistades, a no serle leal a todo el mundo y a guardarme las mejores partes de mí y mis secretos.

 

No obstante, en estos dos últimos años me he dado la oportunidad de abrirme para conocer personas maravillosas, quienes sin duda alguna han cambiado mi vida y me han demostrado estar conmigo, tanto en la fiesta como en los problemas.

 

De ellos y de mis errores he aprendido que la amistad es lo más valioso que existe porque, como dicen por ahí, aumenta las alegrías y divide las tristezas. Gracias a mis amigos, he identificado las cualidades perfectas para establecer una relación de amistad:

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     Lealtad: serle fiel a un amigo lleva la relación a otro nivel, y más aún cuando haya peleas o la amistad se interrumpa; eso demuestra que lo que se compartió siempre estuvo más allá de lo que se pensaba y que sigue en pie decir: “En las buenas y las malas”.

 

     Confianza: no se puede querer a alguien en quien no se confía; la confianza es primordial en una amistad duradera, pues los amigos son para compartir alegrías, tristezas, vergüenzas, errores y aciertos. Y no a cualquiera se le permite ser partícipe de los pequeños momentos que nos regala la vida.

    

     Diversión: un amigo siempre será el escape de los problemas, nuestro principal refugio, alguien que sabe hacernos reír y nos ayuda a pasar un buen momento para acompañarnos cuando tenemos dificultades.

 

     Amor: quien te quiere lo da todo por ti, y te apoyará siempre: cuando necesites llorar, llorará contigo y te escuchará hasta que te sientas lo suficientemente fuerte como para salir adelante; tu felicidad será la suya y estará orgulloso y feliz de verte cumplir tus metas, y nunca de los nuncas pondrá su felicidad por encima de la tuya; te dejará libre, cuando sea en tu beneficio.

 

Obviamente, existen muchas más cosas que conforman una amistad, pero estas son las que he tenido el placer de experimentar con mis actuales amigos.

 

Lo que quiero compartirte este día, tarde, noche o a la hora que sea que estés leyendo esto es que los amigos son la familia que escogemos. Ellos siempre estarán ahí para ti y tú para ellos.

 

Todos necesitamos de alguien que nos escuche, acompañe y ayude a transformar las tristezas en alegrías, alguien con quien, en algunas ocasiones, podamos compartir la carga de los problemas que llevamos sobre los hombros.

 

A todos mis amigos quiero decirles que han sido seres de luz a quienes les estaré infinitamente agradecida por escucharme y apoyarme cuando lo he necesitado, incluso cuando al principio ni siquiera les cayera tan bien. Gracias por quererme, aunque estemos separados por millones de kilómetros, por ser mis confidentes, mis compañeros de locuras y por hacerme ver cuándo me equivoco.

 

Gracias por hacerme reír con caras graciosas cuando el día va más gris de lo que cualquiera podría imaginar; por llevarme a alimentar patos para limar asperezas; por dejarme entrar en sus vidas; por soportar mi mal comportamiento y mis ataques de latosa; por bailar canciones conmigo sin importar que hagamos el ridículo; por contarme sus historias sin ser tan cercanos, y, finalmente, les estoy infinitamente agradecida por ser mi refugio, por darme las fuerzas para salir adelante y nunca soltarme de la mano. Ni con mil ocho mil vidas saldaré la deuda que tengo con ustedes por hacerme tan feliz.

 

Espero que los sentimientos que dejo en este pequeño escrito entren en los corazones de todos y cada uno de los que me leen, y que los inspiren e impulsen para tener amistades tan bonitas como las mías, que los aliente para cuidarlas y valorarlas.

 

Los invito a que les digan a sus amigos lo mucho que los quieren y valoran, y también lo agradecidos que están con ellos por compartir con ustedes el regalo de la vida.