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Chernobyl

 

 

                                                                         

por Samantha FLA

El sábado pasado me tomé el tiempo para estar aplastada todo el día frente a la televisión, así que decidí ver Chernobyl, porque sí, todos sabemos que fue un accidente nuclear, que dejó muchos muertos, contaminación, radiación, ¡vaya, hasta en México tomamos leche radioactiva!, pero ¿qué tanto sabemos sobre las causas de esa terrible explosión?

 

Si bien la serie está basada en hechos reales, tiene licencias literarias, porque de alguna manera se tiene que encontrar el hilo conductor de una historia a todas luces angustiante. Si los hechos son tal cual sucedieron o no, lo dejaré para los historiadores, aunque sí me puse a investigar un poco y encontré que Legásov —uno de los protagonistas de esta historia— fue real, mientras que la doctora Khomyuk no existió, es una figura que representa a todos los investigadores y científicos que se dedicaron a estudiar las causas del accidente. Y así es que podemos encontrar personajes basados en mujeres y hombres reales y otros que son ficticios y que le aportan a la trama de este drama, pero tampoco les voy a contar todo, vean e investiguen.

 

Lo verdaderamente importante de la miniserie de HBO es, desde mi punto de vista, la capacidad narrativa; desde los primeros minutos sabes que algo malo pasó —porque de por sí lo sabes—, y sí te angustia, porque escuchas el estruendo, ves la explosión, sientes el miedo de las personas que lo vivieron, te tienen en vilo, en franca tensión. Y también desde el principio te revelan un punto fundamental: el error humano, la negligencia, misma que a lo largo de los cinco capítulos se va extendiendo hasta lo más alto del poder de la ex Unión Soviética.

 

Te enojas, te sientes impotente, a veces incrédulo, pero al final te das cuenta de que no es el primer gobierno ni será el último que haya minimizado catástrofes, que haya ocultado información con tal de mantener una imagen ante el mundo, que no le haya importado el precio que su pueblo haya tenido que pagar ni las muertes directas e indirectas o, como diríamos por aquí, los “daños colaterales”.

 

Soy una persona muy curiosa —por no decir nerd—, así que mientras veía la serie iba buscando datos que me ayudaran a entender lo que estaba pasando, por ejemplo la localización exacta de Chernobyl, o por qué la historia principal se desarrollaba en Prípiat (ambas en Ucrania), o por qué afectó a Bielorrusia. Siempre he sido amante de la geografía y por eso me interesó buscar información, sobre todo porque conocí un mapa de Europa muy distinto al de hoy (existía la URSS y había dos Alemanias, con eso les digo todo).

 

Regresando a la serie, me parece brutal porque muestra la enfermedad del poder, la inconsciencia de los gobernantes, la cadena de decisiones sin sentido que desembocaron en uno de los peores desastres nucleares de la historia. Y aunque la cifra oficial de muertos es de 31 —según el gobierno soviético—, podemos imaginar el poder de destrucción que tuvo la liberación de energía y radiación que afectó a miles de personas, animales y plantas, que provocó muchas muertes, enfermedades y podredumbres no solo para la entonces Unión Soviética, sino también para otros países europeos que fueron alcanzados por la nube tóxica.

 

Esta serie que fue creada por Creig Mazin —director y guionista estadounidense—, quien de la mano de un gran reparto encabezado por Jared Harris (Mad Men), Stellan Skarsgard (The Avengers) y Emily Watson (Red Dragon), entre otros —cuyas actuaciones son excepcionales, emotivas, descarnadas e incluso cínicas—, ha recibido el reconocimiento de la crítica a escala internacional.

A los amantes de los animales, les recomiendo que se salten el capítulo cuatro, pues no fueron los humanos los únicos afectados. Para los amantes de la ciencia, la explicación de la explosión, en el último capítulo, es emocionante. Para los amantes del drama, toda la historia es una tragedia, porque lo fue en la vida real, pues hasta la fecha —¡33 años después!— la zona de exclusión  —30 kilómetros alrededor de la planta nuclear— sigue estando deshabitada. Para los amantes de las series, está demostrado que en una tarde la pueden ver completa.

 

Al final, debo confesar que pensaba ver solamente un capítulo o dos y terminé viendo toda la miniserie, estuve poco más de cinco horas sin despegarme de la pantalla, pero en mi defensa debo decirles que no fue enteramente mi responsabilidad, ya que mi hermano también se clavó con la trama y terminamos aprovechando un sábado en el que de todos modos no íbamos a cambiar el mundo.

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Samantha FLA

Comunicóloga, lectora compulsiva, tuitera incomprendida, bailarina frustrada, amante de Netflix, apasionada del futbol y rockera por convicción. Alucina –sin consumir nada- sobre la soltería, el desamor y los corazones rotos.

Los Calzones de Guadalupe Staff

Aquí hablamos de lo que importa decir, que es generalmente lo que nadie quiere escuchar

Tags   Chernobyl, series HBO, Samantha FLA

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